En este caso hablamos de justicia interna de un país, es diferente de un caso de un miembro de la realeza de un país, juzgado en otro país.
Tenemos el ejemplo de Dominique Strauss-Kahn, tipo muy influyente en Francia, director de FMI, que fue denunciado por abusos sexuales por una camarera de un hotel en EEUU. El caso se cerró sin condena, con acuerdo monetario. En este caso, a Sarkozy, presidente de la República por aquel entonces, le interesaba que saliese toda la mierda, porque Dominique iba a ser candidato a las presidenciales por el partido socialista francés y rival de Sarkozy. De no haber sido así, otro gallo hubiese cantado con la diplomacia entre ambos países.
Por cierto, un pedazo de cabrón el Dominique, también involucrado en escándalos de proxenetismo en Francia. Ha pasado su vida haciendo ilegalidades y no ha pisado la cárcel. En fin, la intocabilidad del poder.