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Lo que cambia es que en España los famosos usan a los periodistas y paparazzis para exhibir a sus (ex) parejas, porque además de cobrar venganza, cobran dinero. Hay una industria preparada para pagar ciertos materiales, como las fotos de Lecquio con Mar o la escapada de Karelys con Cayetano. En Argentina no existe esa intermediación, por eso usan las stories de IG y le brindan al mundo gratis su intimidad con lo que tienen a mano, que suelen ser chats, mensajes de voz y hasta grabaciones de cámaras de seguridad (Pampita es una que hace eso). Lo de España es un poco más puesta en escena, porque ah qué casualidad que justo había un paparazzi de noche en una calle del Retiro por la que Genoboba pasaba, bien maquillada, vestida y peinada, con el casado Federico de Dinamarca. Ahí alguien cobró por dar el chivatazo.
La única en Argentina que tiene la costumbre de pagar por entrevistas es Susana Giménez y ella cada vez trabaja menos. Su programa no se emitía desde la pandemia, salvo por algunos especiales en la plataforma Paramount, uno de ellos precisamente con Wanda después de lo La China e Icardi en París. El año pasado regresó su programa a la televisión abierta y no duró ni dos meses, por ahí pasaron Pampita y Wanda hablando de sus respectivas separaciones. Ellas sí cobraron sumas importantes en dólares (alrededor de 30.000), pero eso como decía es inusual para el mercado argentino. Por cierto que Susana se enojó con Pampita, porque se pasó de diplomática: todo era hermoso, todos se llevan bien por los niños, etcétera. No, Susana quería sangre y Pampita no se la dio. En Argentina los famosos sí recurren a ciertos periodistas para filtrar cosas, pero la realidad es que al que se le acusa de recibir dinero es al periodista, porque ésa es una práctica muy usual en la política (se le llama a ese tipo de periodistas operadores), pero en la farándula es altamente dudable, porque al final son ellos mismos los que cuentan gratis muchas cosas. Y no es que no quieran cobrar por filtrar su vida, es que los medios no tienen la costumbre, ni los recursos para pagar. Cuando los invitan a hablar a un programa, les pagan lo que se llama el bolo de la Asociación de actores, una tarifa ya establecida por el día de trabajo. Otra cosa es ya cuando los invitan de manera permanente como panelistas, lo que en España sería ser tertuliano y ahí arreglan pagos más altos, pero eso de cobrar exclusivas no existe por estos lares, salvo en situaciones muy específicas, como en el ya mencionado programa de Susana.
