A ver, yo quiero la continuación de estoCuando llegó a aquella carretera desangelada lo único que encontró de ella fue una boina que olía a bar, tragaperras y Fary-a. Buscando ADN se entreabrió ligeramente el forro verde y con sus fuertes y morenos dedos extrajo lo que parecía un mapa encriptado que en el reverso tenía escrito en carmesí: "La Mañ...".
Lo guardó todo en la funda de su raqueta. Estaba anocheciendo muy rápido en aquel otoño. Winter is coming pensó mientras subía a su nueva amoto nimbus.
Qué había pasado con Zoely? Lo último que había sabido de ella es que buscaba a su prima Malvasun en un extraño pueblo donde todos parecían conocerse muy bien: Fuenteobejuna. Faltaba poco para que los primeros rayos de luna rozaran su piel. Pensó que lo mejor sería afeitarse antes de entrar a tomarse un chisme en la cantina con las mejores aceitunas, la Cantina de Lola. Aparcó la nimbus y en la marcha atrás sintió que golpeaba algo. Sorprendido vió como se alejaba de allí una criatura del bosque que corría hacia su manada. Lo siento pequeño ser, pensó con su voz profunda de Darth Vader que se le ponía cuando no bebía su Finley.
Al entrar el olor a carne asada era brutal. Sus gafas de pasta se empañaron para variar y apenas pudo ver cómo los lugareños, todos con boina, devoraban lo que parecían ser unos pinchos de cordero. Una rubia pizpireta sentada en una desvencijada banqueta, abrazada a un labrador que bien podría ser un partebrazos, comentaba acerca de la terrible historia de una tal Junco. Al fondo en un pequeño escenario una pelirroja sacudía un guante de forma amenazadora mientras una niña con coloretes rojos reía.
Con lentos y seguros pasos se acercó a la barra. La puerta chirriante dio un golpe seco al juntarse con el marco. Un completo silencio se hizo en aquel fatídico momento.
-Buenas noches, UKO, vayan pasándome sus móviles.
Los lugareños, callados hasta entonces, dejaron de comer aquella carne que olía un poco a chamusquina y dos con aspecto de vampiro amenazante y de teleco se abalanzaron sobre él blandiendo sendas botellas de vitaminas.
-Te hacemos una triangulación por mil pavos!
Entonces, otro, en la sombra, exclamó...
-Yo por 1000 pavos te saco el líquido de la rodilla si hace falta.
Risas estruendosas resonaron por toda la oscura cantina.
(Continuará, vale no. )