- Registrado
- 21 Mar 2022
- Mensajes
- 48
- Calificaciones
- 189
A mí lo que me parece muy cutre de esta época es que los programas o los lugares tengan que ser “lgtbi+” friendly o no racistas o anti puteros. ¿Perdón?
En un país democrático y europeo la duda ofende. Los derechos lgtbi son derechos humanos, igual que los de las mujeres o yo qué sé… los emigrantes.
Me puedo imaginar muy importante que un hotel en Marruecos tenga la etiqueta “lgtbi safe space” pero aquí no debería hacer falta.
Hemos retrocedido mucho en poco tiempo. Terenci Moix podía ir a hablar a todos los programas y a todas las cadenas de sus libros.
Estas chicas pues para “ser modernas y politicamente correctas” se han subido a un carro en el que no se les va a perdonar ni una, porque los colectivos están muy muy tensos.
Llamarlas racistas por una frase desafortunada me parece exageradísimo. Si desde un principio hubieran hecho su programa sin colgarse ninguna etiqueta nadie les podría recriminar nada. Se puede hacer un podcast de humor o de actualidad entrevistando a gente diversa que destaque en los campos que ellas quieran promocionar: arte, música, cine, cómic, stand comedy, crítica gastronómica… y llevar a gente que les guste. Si son feministas como se autodefinen, llevarán a mujeres que destacan en su campo, si son prolgtbi+, llevaran a profesionales en su campo que destaquen sin importarles su condición. Es ridículo empezar una entrevista y decir: “mira, una mujer que pinta, un gay que dirige películas, un emigrante que dirige un banco…”. No, entrevista a las personas y luego si ellas son activistas, pues ya nos enteraremos. Pero es que hay gente que SOLO es activista y luego aportan poco.
Otra cosa son las líneas editoriales. Pero eso no hace falta decirlo. Es como cuando tienes que advertir que estás haciendo una ironía. La línea editorial es tuya y el público inteligente sabrá entenderla.
A mí me encantan los periodistas cuya línea editorial no es de mi cuerda pero me aporta. Pues esto igual.
Es algo muy de los jóvenes de ahora, que teniendo la libertad que no había en los 80, son supercríticos y censuradores.
Revistas como Shangay o Zero son otra cosa e hicieron su trabajo de visibilización. Pero los jóvenes de hoy son superreaccionarios.
A mí ellas gracia no me hacen ninguna. Pero tampoco el Broncano… no es el género, es la tontería.
Y de los trans nos podemos reír, igual que de la Santa Iglesia Católica, del think tank del pp y de la hipocresía de los sindicatos comunistas. Faltaría más.
No sé quién las ha llamado racistas, aquí lo único que se ha tachado de racista es el comentario no a ellas ni si podcast.