A las personas trans, máximo respeto y cuidado, porque es un colectivo muy muy vulnerable. Es como cuando entras en una tienda de Lladró, que vas con todo el cuidado. No haces movimientos bruscos, mides tus giros, vas despacito.
No olvidemos que es el colectivo con el índice de suicidios muy alto.
Todo mi respeto, apoyo y cariño hacia ellas (personas, por lo del género gramatical).
Lo que ya me chirría (y mucho) son las personas autoproclamadas portavoces del movimiento, que en mi opinión están creando un problema para el mismo colectivo porque desde la distancia (no formo parte) no les veo con una preparación así general para un debate serio. Hablan de muchos temas y están dinamitando puentes que luego nos harán mucha falta.
Y mirad, a esa gente hay que ponerla al sitio. Igual que cuando un negro te saca el comodín del racismo o una mujer el del machismo en situaciones en las que no corresponde.
A mí me han llamado TERFA por negarme a usar la palabra “persona menstruante” y decir “mujer”. Esto me parece increíble. De hecho TODAS las mujeres pasan por momentos en los que no menstrúan: infancia, embarazo, menopausia, enfermedades… vamos… y la mayoría de días del mes no lo hacemos ¿y? ¿Eso invalida que la menstruación es algo que me afecta en mi condición de MUJER? Vamos… que ya sé que si alguien nacido con otros cromosomas distintos a los míos mañana dice que es mujer, pues la regla no le va a venir, pero que tenga que usar “persona que menstrua” para no ofender a esa nueva “ella” me parece que a quien están ofendiendo es a la mujer que yo sí soy, consciente y biológicamente.
Creo también que están perjudicando al movimiento homosexual porque ser gay es aceptar la existencia del género per se: me gustan personas de mi mismo género. Prefijo “homo” como significado de mismo, igual.
Yo puedo estar defendiendo al pueblo ukraniano y no gustarme ni un pelo Zelenski, por ejemplo. O estar en contra del nacionalismo vasco pero encontrar interlocutores válidos con capacidad de debate y sentarme a debatir para tender puentes, para poder convivir.
Las mujeres que ahora denuncian que tuvieron que acostarse con productores para ganar un Oscar, en ese momento no pensaron que quizás otras más válidas no pasaron por el aro y (para mí) esas son las que tendríamos que estar escuchando y no a ellas. Por poner otro ejemplo.
En este movimiento, en los medios y en las redes, encontramos a verdaderos terroristas de la palabra. La ley trans actual tiene detalles que deberían ser tratados con más tiempo, con más expertos, sobre todo en lo que respecta a la infancia. Hay decisiones muy delicadas e irreversibles. Entiendo que una vez que llega la adolescencia, pues la biología es la que es y causa mucho dolor, pero es que los tratamientos deben hacerse en personas adultas, con mucho control psicológico, psiquiátrico (si fuera necesario) y médico.
Una chica-chicazo o un chico con pluma que se trasviste en la infancia NO SON SINÓNIMOS de transexualidad. Ni siquiera de homosexualidad. Así que dejemos a peques ser peques y cuando lleguen a la primera edad adulta, ahí se toman todas las decisiones que se tengan que tomar. Todo ello respetando al máximo su desarrollo, sin críticas pero tampoco sin presiones hacia ningún lado.
Y las mujeres (en general) siempre hemos estado al lado del colectivo legtbi, pero si critico a Samantha Hudson no estoy criticando a las personas trans. Estoy criticando a esa persona.