Detrás de esta separación creo que está la idea de poner parte del patrimonio a nombre de ella, o de una de las empresas de ella, o vete tú a saber cómo lo harán, porque esta es laaaarga y liiiiiista, y Javier Merino es un trapacero de los negocios, un tío que ha ido dejando cadáveres por el camino. Le debe a Hacienda 11 millones de €, ¿os imagináis cuánto a la seguridad social? y ¿cuánto a trabajadores anónimos?
Él tiene una pinta de sinvergüenza del copón, que viene avalada por sus actos, y ella una trepa que vio el poder que tenía su vagina y lo ha sabido transformar en billetes de 500€.
Tal para cual.
Una separación ficticia.
Conozco de primera mano el caso de un alto cargo judicial, que estaba separado legalmente de su mujer, y todo era porque fiscalmente le venía muuuucho mejor a ambas partes, la separación es una gran mentira. Me quedé ojiplática cuando lo contaban tan pichimente...