Y los latinos.
Yo conozco mujeres latinas que llevan 35 años en California y no hablan inglés.
A mi me parece muy dejado eso. Que vale que mucha gente habla español, pero es que hay clases gratis de inglés para extranjeros y todo.
Igual voy a decir que tanto con los latinos, como con los chinos, una gran dificultad para aprender una nueva lengua, además de las resistencias culturales a la integración, es la alfabetización precaria o nula desde sus lugares de origen. Hablamos de una sociedad, como la china, donde la población analfabeta es enorme, tanto que ya los chinos dijeron que para qué invertir dinero en programas de escolarización, si era más fácil invertir en apps de reconocimiento facial. La pandemia les complicó el asunto, pero ése era el plan para bancarizar a la población, especialmente la rural, en poco tiempo.
En América Latina hay lo que se llama analfabetismo funcional. Un montón de gente, sobre todo mujeres pobres, que aprendió lo básico, pero dejó la escuela sin acabar y/o por el empobrecimiento de la educación pública por las reformas neoliberales de los 90, no es realmente competente para interactuar por escrito. Leer le cansa, no tiene vocabulario y comete muchas faltas de ortografía.
Ese tipo de población no quiere ir a pasar vergüenza a una clase formal. Necesita otro tipo de acercamiento al idioma y los Estados, en la gran mayoría de casos, no los tiene en cuenta. En Argentina, donde yo vivo, pasa eso con los indígenas migrantes hablantes de quechua y aimará. No vienen de sectores escolarizados y el Estado no les ofrece cómo escolarizarse en español. Lo que aprenden termina siendo por sus hijos, nacidos o educados desde temprana edad en el país.
Sorry por el off topic, pero Natalia obviamente tenía ventajas geográficas, económicas y culturales para aprender el catalán. Ya quedaba en ella si quería o no hacerlo. Yo supongo que lo más inteligente es hacerlo si convivís bastante con tu familia política y entre ellos hablan catalán. No vaya a ser...