Ya sé que es superflojo para todo lo demás que habéis contado, pero cuando mi novia vivía en otro piso tenía un vecino al que creo que nunca vimos la cara, pero que me tenía supermosqueada.
Esto era un tercer piso interior con un patio bastante pequeño y dos pisos más encima. Pues bien, el hombre que teníamos justo arriba jamás subió las persianas. Parecía que se pasaba el día allí y que no salía, pero jamás dejó entrar la luz. No le conocíamos compañeros de piso.
A horas intempestivas se ponía a dar golpes y a gritar cosas inteligibles a pleno pulmón. Imaginaos que son las cuatro menos cuarto de la madrugada, no podéis pegar ojo, el cuarto oscuro como boca de lobo y de repente oís justo encima de vosotras los golpes más fuertes que un hombre es capaz de dar, como un puño impactando sobre una superficie dura a ritmo de metralleta. Alguna noche sí que me pilló dormida y me despertó de esta guisa.
También se oía en mitad de la noche algo metálico rodar por el suelo, que podría ser un barril de cerveza o también unas mancuernas o semejante.
Yo tenía la fijación de que cualquier día íbamos a ver un cuerpo precipitarse al patio o que la iba a liar parda de algún otro modo, pero con la mudanza de mi contraria ya nunca lo sabremos
Hicimos unas pesquisas superdetectivescas y poco lícitas y averiguamos que estaba de alquiler y que la propietaria no vivía ni siquiera en la misma comunidad, pero ya.
Nuestra teoría es que era
gamer y que hay
gamers muy malitos (el crío de los de enfrente también estaba gilipollas con los videojuegos y su "sintomatología" era parecida, pero más
light), pero claramente lo de este señor era otro nivel (o quizá no, lo cual también sería para preocuparse).