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El tipo insiste...
Ya lo comenté en otro post que el presidente de Arab Americans de Michigan es el suegro de TiffaniaDía 21
Ha engañado al que quiso engañarse porque ya en su primera legislatura sabíamos quien era este hombre. El grupo 'Arab Americans for Trump' se acaba de cambiar el nombre a 'Arab Americans for Peace.'
A los MAGA-árabes los engañaron y manipularon igual que a los MAGA-venezolanos.
Tontos, pero muy tontos que fueron.
In Michigan, some Arab American voters revisit their support for Trump after he suggests "take over" of Gaza Strip
President Trump wrote Thursday that the Gaza Strip "would be turned over to the United States by Israel at the conclusion of fighting."www.cbsnews.com
Día 21
Ha engañado al que quiso engañarse porque ya en su primera legislatura sabíamos quien era este hombre. El grupo 'Arab Americans for Trump' se acaba de cambiar el nombre a 'Arab Americans for Peace.'
A los MAGA-árabes los engañaron y manipularon igual que a los MAGA-venezolanos.
Tontos, pero muy tontos que fueron.
In Michigan, some Arab American voters revisit their support for Trump after he suggests "take over" of Gaza Strip
President Trump wrote Thursday that the Gaza Strip "would be turned over to the United States by Israel at the conclusion of fighting."www.cbsnews.com
Ya lo comenté en otro post que el presidente de Arab Americans de Michigan es el suegro de Tiffania
Trump los engañó, cierto.
Pero Biden los llevó al punto de creerse a Trump con su apoyo ciego e irracional a la invasión de Gaza.
Y Harris estuvo haciendo piruetas toda la campaña para no definirse.
Ya conoces mi tesis: Fallaron precisamente en los grupos que tendrían que haberle dado la victoria: clase trabajadora, latinos, inmigrantes y árabes.
Cuando la campaña está tan reñida como se dibujó desde el principio tienes que, sobre todo, asegurar tu nicho de votantes.
Ahora ya es demasiado tarde para todos.
Creo que Biden nunca debió postularse para una segunda legislatura ya que apenas dio tiempo al Partido Demócrata de organizarse y definirse bajo nuevos parámetros.
En fin, un desastre para EEUU y para el mundo.
Valentía y audacia de sobra, pero cuando tienes a Musk con una billetera billonaria apelando a los que adoran su fortuna y poder no hay valentía y audacia que valga. Muchos de los demócratas y republicanos tradicionales ni siquiera salieron a votar.Estoy de acuerdo. Pero, insisto, a Harris le faltó audacia o valentía, no sé.
Yo también veo una oportunidad en esto, que si la desaprovechados seremos también culpables de lo que nos pause. Ya dicen que la ocasión la pintan calva. Es el momento.No es no
Por Rubén Amón¿Se puede inhabilitar al lunático de Trump?
Abascal hace la corte al presidente americano con la gala de los Patriots al tiempo que el presidente de Estados Unidos persevera en sus delirios de limpieza étnica, poniendo en juego su propia senilidad
Donald Trump, presidente de EEUU. (Reuters)
Por Rubén Amón 10/02/2025 - 05:00
El voluntarismo con que los "ministros" de Trump han relativizado el plan de exterminio gazatí, no ha disuadido la embriaguez supremacista del presidente americano. Pensaban que era un farol, un planteamiento maximalista concebido para negociar al alza el desenlace del conflicto medioriental, pero la obstinación del magnate en sus posiciones de limpieza étnica tanto ha desorientado a la Comunidad Internacional como presenta los síntomas de un liderazgo lunático, paranoico.
Cabe preguntarse si Donald Trump se encuentra en sus cabales. Y si la longevidad del presidente — 78 años— guarda acaso relación con la senilidad implícita en sus declaraciones. Las hay extravagantes, como la expropiación de Groenlandia y la conquista de Marte, las hay populistas, como el señalamiento de la clase inmigrante, pero resultan pavorosas las posiciones sobre la "disolución" del pueblo palestino, no ya huérfano de su tierra y sin derecho a consulta, sino expuesto al escarmiento bíblico del éxodo.
Impresiona que sea un primer ministro de Israel quien se relame en la sintonía de la política supremacista y quien se ofrece a ejercer los planes de limpieza étnica. Ya los había iniciado a conciencia con la brutalidad de la ofensiva militar, pero se ha propuesto finalizarlos amparado en el delirio meta-sionista que prodiga la locura de Trump en el despacho oval.
No se ha personado en Madrid el presidente de Estados Unidos como invitado de Abascal. Y hubiera acudido con entusiasmo a la kermese ultraderechista porque los invitados de Santi Matamoros en Madrid —Marine Le Pen, Viktor Orban, Geert Wilders, Matteo Salvini— han celebrado con euforia la segunda llegada del mesías a Washington. Por esa misma razón, se les puede considerar cómplices del supremacismo trumpista, aliados de un programa de purificación racial y territorial cuyas pretensiones deberían preocupar o inquietar a sus propios votantes.
Resulta que los Patriots aprueban que los palestinos se queden sin patria. Y secundan con devoción gregaria la ebriedad geopolítica de Trump, aunque tiene sentido preguntarse si Abascal accedería a mancomunar la cuota de palestinos que exige a España la administración estadounidense.
Ha puesto las cosas difíciles Trump a sus socios. Pueden compartir —y comparten— el euroescepticismo, el machismo, el racismo, la xenofobia, la nostalgia identitaria, el fanatismo confesional, la discriminación de la diferencia, pero Santiago Abascal debe explicarnos si también es partidario de gravar las exportaciones españolas, si reniega del Tribunal Penal Internacional y si tiene pensado recibir a los gazatíes que Trump pretende diseminar como si fueran los espectros de un pueblo maldito.
Trump nos pone a temblar y nos pone a cavilar, aunque sea desde su fanatismo y desde su locura
Ha degenerado el trumpismo hasta extremos inverosímiles. Y ha sobrevenido una parálisis internacional que tanto proviene de la incredulidad como de la frustración. El salto cualitativo del exterminio gazatí preocupa en el orden conceptual y más todavía en el ámbito práctico. La boutade ha adquirido una cierta verosimilitud, comienza a tomar vuelo en ausencia de otras soluciones. Y ha servido de coartada al discurso sensacionalista de Hamás: era verdad, proclaman los mulás, que el sionismo judeo-americano aspiraba a la persecución y masacre del pueblo palestino.
Se explica así el pavor de una respuesta terrorista, pero también se crean las condiciones idóneas de una reacción ordenada. El antitrumpismo aloja sus cualidades creativas, estimula una estrategia alternativa que ya hemos observado en el ámbito de la economía global y de la conciencia europea, comunitaria, respecto a la política de defensa. Trump nos pone a temblar y nos pone a cavilar, aunque sea desde su fanatismo y desde su locura.
¿Se le podría inhabilitar o incapacitar a cuenta de su estado mental? Lo contempla la vigesimoquinta enmienda de la Constitución. De hecho, fue el propio Trump quien la repescó durante la pasada campaña para denunciar la senilidad del presidente demócrata y recomendar su renuncia al cargo.Está aportando toda clase de argumentos el líder republicano para reflexionar sobre su idoneidad. Y no solo porque sus ambigüedades políticas amenazan con perjudicar a sus propios compatriotas —los agricultores, en primer lugar— sino por la amenaza a la convivencia del planeta. Incluido el antecedente dislocado de la Riviera Gazatí.
Trump se erige en timonel del viaje del infierno al paraíso. Ya sabemos que los huesos de los cadáveres son un magnífico fertilizante, pero debería reparar Donald el loco en el escarmiento de El ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, distopía premonitoria de Bertolt Brecht que hizo fortuna en el periodo de entreguerras y que alude a la fundación de una nueva civilización sobre las normas más abyectas de todas las anteriores