Trumpadas 2.0


De Enric Juliana. He podido leerlo, pero ahora ya no me deja copiarlo

Magnifico articulo, @Chispina, gracias. Vale la pena leerlo completo así que copio y pego.

Enric Juliana
Barcelona

Groenlandia para ti, Ucrania para mí​

29/03/2025

Cuando la Unión Soviética decidió invadir Hungría en 1956 invocó la seguridad de los húngaros. La revuelta en la calles de Budapest, que entre otros puntos exigía abandonar el pacto de Varsovia y obtener un estatus de país neutral, podía dejar a Hungría en manos de ‘potencias extranjeras’. Ese fue el argumento para enviar los tanques a Budapest. Cuando la Unión Soviética invadió Checoslovaquia en 1968 para aplastar la Primavera de Praga, intento de instaurar un gobierno socialista menos autoritario, también invocaron la seguridad de los checoslovacos.

Estados Unidos invoca ahora la seguridad del mundo y de los groenlandeses para proceder, por las buenas o por las malas, a la anexión de la isla más grande del mundo, en el Atlántico norte, un territorio bajo soberanía exclusiva de Dinamarca desde hace más de doscientos años, al disolverse la unidad de las coronas de Dinamarca y Noruega en 1814. La seguridad vuelve a ser la coartada para la ampliación del ‘espacio vital’ de una potencia. A Rusia, aconstumbrada a anexionarse territorios y a pelear por la seguridad de sus extensas fronteras, esa reclamación ahora no le parece del todo mal. Esa es la novedad de la semana.

La campaña para la anexión de Groenlandia por parte de Estados Unidos ya está en marcha. El primer paso se dio ayer por la tarde en la base militar estadounidense en Thule, en el noroeste de la isla, cuyos orígenes se remontan a la Segunda Guerra Mundial. El presidente Donald Trump desde Washington y el vicepresidente JD Vance desde Thule dieron la señal: Groenlandia debe pertenecer a América por razones de seguridad. Ha empezado el desembarco, con la artillería de la televisión y de las redes sociales.

Trump colgó un vídeo en la red en el que se recuerda que la isla fue conquistada militarmente por Estados Unidos en abril de 1941 para evitar que la Alemania nazi tomase posesión de la misma después de haber invadido Dinamarca. Se trataba de taponar el Atlántico Norte. Concluida la Segunda Guerra Mundial, el presidente Harry Truman intentó comprar la isla a los daneses, pero estos se negaron. No se habló más del asunto. Estados Unidos no estaba entonces en condiciones de llevar a cabo un acto de fuerza en un territorio perteneciente a un país recién liberado de los nazis. Estados Unidos tenía que ser en 1945 heraldo de la democracia en Occidente. Ochenta años después, los Estados Unidos del 2025 ya no sienten esa obligación. Esa es la gran novedad de estos días. Aún la estamos digiriendo. Aún no nos la acabamos de creer.

A Rusia ahora no le parece mal que Estados Unidos tome posesión de Groenlandia​

Trump invocó ayer la seguridad de los Estados Unidos, la seguridad del mundo en su conjunto. Groenlandia debe ser de América para la evitar la expansión de Rusia y China en el Círculo Polar Ártico. Desde la base de Thule, Vance repitió los mismos argumentos y cargó duramente contra Dinamarca, país al que acusó de haber descuidado la seguridad de la isla, un reproche que hizo extensible a toda la Unión Europea.

Sin invitación oficial y con el rechazo de las autoridades locales y de muy buena parte de la población local (56.900 habitantes), una delegación estadounidense encabezada por Vance visitó ayer la isla. El viaje oficial se circunscribió a la base militar de Thule, después de desestimarse los planes iniciales, que consistían en la asistencia de la esposa del vicepresidente a un concurso de trineos. Los estadounidenses detectaron que podía haber protestas y el acto se reconfiguró, con asistencia del vicepresidente, para acentuar así el carácter político de la jornada. Ayer mismo se había formado en Groenlandia un nuevo gobierno autónomo, una coalición de partidos que apuestan por una independencia lenta, una separación lenta y gradual de la metrópolis danesa. Rechazan, en estos momentos, la anexión a Estados Unidos. Estamos hablando de una miniatura autonómica ante una gran potencia. Estamos hablando de una población que no alcanza las 60.000 personas en una inmensa isla helada de 1,8 millones de kilómetros cuadrados, casi cuatro veces España.

Trump está decidido a incorporar la isla a Estados Unidos “de una forma u otra” y no descarta el uso de la fuerza militar. Vance, siempre ofensivo cuando habla de Europa, se permitió acusar a Dinamarca de dejadez. “No podemos simplemente enterrar la cabeza en la nieve de Groenlandia y fingir que los chinos no están interesados en esta enorme masa de tierra. Sabemos que lo están”, dijo. “Si los europeos no lo entienden, se lo tendremos que explicar”, añadió el vicepresidente de los Estados Unidos en un gesto inédito e inaudito. La falta de respeto de las nuevas autoridades estadounidenses a las reglas diplomáticas que han regido el mundo occidental en los últimos decenios produce vértigo. Ayer desafiaron a la población local, a Dinamarca, a toda Escandinavia y al conjunto de la Unión Europea. Groenlandia debe ser de Estados Unidos por razones de seguridad, para contener la expansión de Rusia y China en el Círculo Polar Ártico. Esta es la divisa de las lanchas de desembarco.

Lo más sorprendente de esta historia es que a Rusia ahora no le parece mal que Estados Unidos tome posesión de Groenlandia en los próximos tiempos. ¡Sorpresa! En un discurso pronunciado el jueves en la ciudad portuaria de Murmansk, donde se halla la principal base naval rusa en el Ártico, Vladímir Putin dijo que la obsesión de Trump por Groenlandia no le parece una “extravagancia”. “Van en serio”, dijo el presidente ruso, citando como antecedente histórico la anexión temporal de la isla durante la Segunda Guerra Mundial, el mismo argumento que Trump está utilizando como arma de propaganda.

De hecho, Estados Unidos tenía planes similares ya en la década de 1860. Ya entonces, la administración estadounidense estaba considerando la posibilidad de anexionar Groenlandia e Islandia, pero esta idea no fue apoyada por el Congreso", añadió el presidente ruso. Vance dice que hay que anexionar Groenlandia para mantenerla a salvo de Rusia y China. Putin dice que la anexión de Groenlandia por parte de los norteamericanos no le parece una ‘extravagancia’. Aquí hay tomate. Tomate ártico. En otro momento, bajo otras coordenadas y sin tener abierta una favorable negociación sobre el final de la guerra de Ucrania, el presidente ruso seguramente habría denunciado las “ambiciones imperialistas” de Estados Unidos en el Ártico. No es esa su actitud y ello nos indica que estadounidenses y rusos han comenzado a discutir un reparto de zonas de influencia.

Rusia parece aceptar que Estados Unidos se apodere de Groenlandia, mientras se prepara también para aumentar su peso e influencia en la región ártica reforzando la conexión de los puertos siberianos con el interior del país y favoreciendo nuevos asentamientos de población en el inhóspito Círculo Polar Ártico. Trump quiere que Estados Unidos crezca hacia el Norte, integrando a Canadá y anexionando a Groenlandia, lo cual les convertiría en el país más extenso de la tierra. Rusia también quiere fortalecer sus músculos en el norte de Siberia.

El Ártico se convierte así en el polo magnético de unos y otros. Un mundo eternamente blanco e inhóspito que ahora ofrece nuevas rutas de navegación, a medida que avanza el deshielo. El arca de apetecibles y cuantiosos recursos naturales, así en tierra firme como en el fondo del mar. Es curioso que la visita de Vance a Groenlandia haya coincidido con la presencia de Putin en Murmansk con motivo de un foro ruso sobre el Ártico.

Reparto de zonas de influencia. Para ti Groenlandia, para mí Ucrania. Ese ha sido el gesto de Putin. Dando carta de naturaleza a la ambición de Estados Unidos en el Ártico, reconociendo la posibilidad de una ampliación del ‘espacio vital’ de Estados Unidos, el líder ruso intenta legitimar sus ambiciones sobre Ucrania. Si Estados Unidos quiere crecer hacia el norte, Rusia también quiere recuperar posiciones de influencia en el este de Europa, esas posiciones que Mijail Gorbachov abandonó sorpresivamente en 1989 para enviar una señal de apaciguamiento a Occidente y concentrarse en la tarea de reformar la Unión Soviética, objetivo que resultó imposible. En aquel momento, el teniente coronel Vladímir Putin estaba destinado en la estación del KGB en la ciudad de Dresde, en la antigua República Democrática Alemana. Putin siempre ha considerado que aquella retirada fue una “traición”. Siente nostalgia de la dimensión imperial de la antigua Unión Soviética e intenta reconstruir el ‘espacio vital’ ruso en el este de Europa. Por ello afirma que la actual maniobra norteamericana no es ‘extravagante’. Se trata de negociar sobre los ‘espacios vitales’.

Significativamente, Putin no tardó horas en avanzar una nueva propuesta sobre Ucrania: “Un gobierno provisional, sin Zelenski, bajo la tutela de las Naciones Unidas y Estados Unidos’. Un protectorado cuyo destino final sería negociado con los nuevos amigos de Washington. El cambio de plano en las relaciones internacionales es vertiginoso. Si se impone de nuevo la doctrina de los ‘espacios vitales’, China levantará la mano y dirá que tiene todo el derecho del mundo a anexionarse la isla de Taiwán, que los navegantes portugueses bautizaron como Formosa. Taiwán tiene un antiquísimo vínculo con China. Groenlandia no lo tiene con Estados Unidos.

Esta es la nueva dinámica del mundo. Una nueva realidad que interpela brutalmente a Europa. El asunto concierne también a España pese a la lejanía. La última noticia que tuvimos del reino de Thule la leímos hace cincuenta años en las historietas del Capitán Trueno. Sigrid, la bella novia de nuestro héroe, era reina de Thule.

 
Los daneses responden: Vance ha sido retórica y por lo que ha dicho se deduce que no ha leído los tratados de defensa firmados por USA, DK y Groenlandia. Datan del 2004.
Entonan el Mea Culpa en lo referente a la defensa, a la vez le devuelven la pelota a USA y los acusan de haber desmantelado las bases en la isla. En la base donde estuvo Vance hay 200 soldados, antes había 10000,
Los daneses se esperaban algo todavía peor de Vance, pero están ofendidos de que dijera que son malos aliados, cuando Dk siempre ha colaborado en todo, porcentualmente incluso más que la mayoría de los países de la OTAN.

La estrategia de los americanos la tienen clara, echar a pelear a daneses y groenlandesa.

Ya he escuchado un par de veces que después irán por Islandia, esto significaría, según mi entender, que Putin iría por Finlandia.
 


Berna González Harbour

Hay alguien sentado con sobredosis de palomitas para disfrutar del espectáculo que nos está dando la Administración de Trump. Y ese es Vladímir Putin. Ni en sus mejores sueños ni en los planes de intoxicación y guerra sucia que practica con saña en Occidente pudo imaginar el showque estamos contemplando: la cúpula militar y de seguridad de EE UU radiando en directo el bombardeo de rebeldes hutíes en un chat ante un periodista invitado por error. Como quien prepara un cumpleaños. El show, por cierto, se titula Make America Great Again.

¿Recuerdan cuando Gila llamaba por teléfono al otro bando y sencillamente preguntaba “¿Está el enemigo?”. Nuestro genial humorista era un estratega de altura comparado con los presentadores de televisión y oligarcas que se han hecho con el poder en EE UU.

El aplomo y la naturalidad de Gila con esa pregunta desarmaba cualquier reverencia ante la autoridad militar y por eso nos descacharrábamos. Si veíamos las guerras como tótems fuera de nuestro control, si creíamos que las órdenes secretas caminaban por cauces inaccesibles para el común de los mortales, ahí estaba Gila para traernos a tierra. Eso era humor con mayúsculas.

Estos días, el equipo de Trump no es de cómicos que nos mejoran la vida y nos ayudan a digerir lo que está pasando, sino de paletos que han llegado al poder y celebran las bombas arrojadas con emoticonos infantiles en el chat. A la vez, exhiben su desdén y sus complejos ante una Europa cuya humillación es hoy política de Estado.

Al frente del show hay dos estrellas de la Fox como Pete Hegseth, secretario de Defensa, y Michael Waltz, consejero de Seguridad Nacional y una secretaria de Seguridad que posa en camiseta ante los presos de Bukele como una instagramer con algún trofeo. Frente a la burla y la exigencia de etiqueta a un Zelenski que luce sobrio y guerrero, Kristi Noem y Elon Musk exhiben sus outfit informales por encima de cualquier protocolo.

El monólogo de Gila proseguía con otra pregunta sencilla y un guion surrealista: “¿Ustedes podrían parar la guerra un momento? ¿A qué hora van a avanzar mañana? ¡Pero a las siete estamos todos acostados! No sé si tendremos balas para tantos, pero nosotros disparamos y ustedes se las reparten...” Los guionistas del Pentágono no están en esto, sino exactamente en lo contrario. Mientras Gila nos hacía reír a todos sin hacer daño a nadie, los chicos del chat de Trump solo hacen reír a uno que puede dañarnos a todos. Las carcajadas ante la decadencia del imperio americano se oyen fuertemente desde el Kremlin.
 

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