Mira, pongo el ejemplo de mi abuela, una buena persona que falleció con 96 años.
Siempre fue afable y cariñosa. Un poco ingenua y siempre dispuesta y amorosa, ayudaba a todos. Jamás perdió el control de esos sentimientos, y al final tenía demencia, pero jamás fue mala, jamás. Nunca, ni con demencia, hizo daño a nadie. Simplemente se volvió niña pequeña que necesitaba cuidado, pero siempre sin maltratar ni nada parecido, al contrario.
Pero los otros.... ¡¡ay de los otros, de las personas malas o regulares, o rencorosas y envidiosas en vida, en vejez, se les multiplica!!
Qué multiplica, no. Es exponencial.