La podéis subir completa?
Es q quiero ver el contexto d lo q dice sobre cosas q han vendido sus hermanos, porque vamos, q a él no le dolieron prendas cuando su madre vendió joyas históricas para comprarle un caballo.
Aniversario - Diez años de la muerte de la duquesa de Alba
Cayetano Martínez de Irujo: "Mi madre no hubiera vendido el Fra Angelico ni ninguna finca, como ha hecho alguno de mis hermanos"
Diez años después de la muerte de la duquesa de Alba su hijo habla de la situación de la Casa, el distanciamiento de sus hermanos y su nueva vida en el campo.
El 20 de noviembre de 2014 se apagaba en Sevilla la vida de
Cayetana Fitz-James Stuart a los 88 años.
Su muerte impresionó a toda España y la noticia eclipsó a la del aniversario de Francisco Franco, fallecido en esa misma fecha 39 años antes. Hasta los nostálgicos del dictador tuvieron que aceptar que ningún personaje podía competir con la talla histórica y personal de la XVIII duquesa de Alba.
En cada aniversario
Cayetano Martínez de Irujo, el hijo con quien la duquesa tenía más confianza y afinidad,
celebra una misa en Sevilla en memoria de su madre. En los últimos años sólo le acompañan su novia,
Bárbara Mirjan,
Curro Romero y
Carmen Tello, algunos amigos y, en ocasiones,
Alfonso Diez, tercer marido de la duquesa.
"Supongo que faltarán otra vez este año", comenta a LOC con cierta amargura el duque de Arjona, conde de Salvatierra y reconocido jinete hípico. "Pero yo
he pasado página y no quiero entrar más en el plano familiar".
Con el cuarto hijo de la aristócrata comentamos la situación de la Casa de Alba sin Cayetana, la distancia que le separa de sus hermanos o su nueva vida en el campo. Y es que en esta década han ocurrido cosas que no habría imaginado su madre.
"Mi hermano mayor -dice- ha cambiado 180 grados la dirección que había trazado nuestra madre en sus 88 años.
Respeto estos cambios pero no comparto un giro tan radical. También reconozco cosas positivas, como la nueva zona de exposiciones, donde he visto la última, dedicada a las Cartas de Colón, que es magnífica".
Cayetana era quien mantenía la (aparente) unidad familiar, pero quien conociera algo a la familia no se sorprendió de que a su muerte
cada uno de sus herederos se fuera por su lado y no siempre de manera amistosa. Para conseguir que los hijos aceptaran su relación y matrimonio con Alfonso Diez, Cayetano convenció a la duquesa de que
repartiera en vida su herencia, disipando así las dudas de que el funcionario fuera a arrebatarles lo que les correspondía.
Luego resultó que el duque consorte, en los tres años que duró el matrimonio, fue la mejor compañía de una anciana con ganas de vivir y quien
la cuidó hasta el final. La dispersión de los hijos fue inmediata y hoy día
la relación entre algunos de ellos es inexistente. Así se refleja en la cena de Nochebuena en Liria y la Misa del Gallo en la capilla, muy importante para Cayetana, y donde se reunían hijos y nietos en torno a la madre. Pero a su muerte,
Jacobo, conde de Siruela, se quedó en Cataluña, donde
reside con su esposa Inka Martí, y Cayetano renunció a asistir con sus hijos Luis y Amina al negarse el duque de Alba a invitar a
su ex mujer Genoveva Casanova, alegando que no procedía por estar divorciados.
Todo indica que tampoco
el jinete frecuenta Liria o Las Dueñas, en Sevilla, para algún almuerzo privado con el actual titular del ducado. Y es que sólo un mes después del fallecimiento de la duquesa,
Carlos Fitz-James Stuart le pidió a Cayetano que
abandonara Liria, donde residía y trabajaba por mandato de su madre, en un plan para levantar la economía de la Casa.
La familia tenía
mucho patrimonio pero escasa liquidez y el duque de Arjona se esforzaba en enmendarlo. Pero todo se acabó cuando fue cesado de forma fulminante.
"Me quitaron todas mis atribuciones, me quedé sin sueldo y me dejó en la calle, sin ingresos", confesó públicamente con tristeza y enfado. Y para dar rienda suelta a todo lo que llevaba dentro, desde una infancia infeliz y solitaria a una adolescencia problemática, hizo un relato duro, realista y sincero de sus vivencias en
De Cayetana a Cayetano, un libro que sentó muy mal en la familia.
Otro suceso que hubiera sido impensable en vida de la duquesa fueron las
revelaciones de Eugenia Martínez de Irujo en Planeta Calleja contra
Jesús Aguirre, segundo marido de su madre, del que dijo que había sido nefasto para ella y sus hermanos.
"Era muy culto, pero muy malo. Con 11 años me llamó a su despacho y me dijo que si seguíamos viviendo en casa de mi madre era gracias a él. Y que si le pasaba algo a mi madre, que según él estaba enferma del corazón, cosa que era mentira, yo sería la culpable. Lloré mucho", se lamentaba Eugenia.
Cayetano apoyó a su hermana, "fue terrible para todos", dijo. Lo cierto era que la relación entre Jesús Aguirre y su mujer empeoró a raíz de un turbio suceso durante la Expo de 1992, en Sevilla, y finalmente el ex cura murió en Madrid, solo y enfermo, mientras Cayetana vivía alejada de él en el palacio de Las Dueñas.
El nuevo duque de Alba hizo
cambios en el funcionamiento de la Casa, ampliando las visitas a Liria y abriendo al público los palacios de Las Dueñas y el de
Monterrey en Salamanca. "Estas aperturas serán buenas para la economía, pero
los torreones de Salamanca se van a destruir. Con las subidas y bajadas se están dañando muchísimo y tampoco es un palacio tan rentable. Los que verdaderamente tienen ingresos son Liria y Dueñas", explica Cayetano.
Más crítico ha sido con otro gesto de su hermano Carlos, cuando éste
vendió al museo del Prado, por 18 millones de euros, (estaba tasado en unos 40)
, La virgen de la granada, una obra excepcional de Fra Angelico.
"Mi madre lo adoraba y jamás se habría desprendido de él", asegura el jinete.
En cuanto al
ingente patrimonio de fincas y terrenos, repartidas entre los hijos, Cayetano considera que
las gestionan de forma desigual, en algunos casos con desacierto, "aunque mi sobrino Fernando, el hijo mayor de Carlos, lo está haciendo muy bien. Está aprendiendo mucho, tiene buena cabeza, conocimientos, visión de futuro y se está dejando asesorar por gente que sabe".
"En cambio -continúa- las de otros hermanos, y no son la de Carlos ni la mía, están deteriorándose.
Otras se han vendido, algo que a mi madre le habría entristecido. El campo es una forma de ganarse la vida y de conservar un patrimonio natural. Yo he tenido muchas ofertas para que vendiera las mías y me he negado.
Hoy día la tierra tiene mucho valor para los fondos y los inversores. Es una tristeza que a la muerte de mi madre no se hubiese creado una gran empresa con las fincas de todos nosotros".
En estos 10 años, Cayetano se ha convertido en un
agricultor profesional y de vocación. "Con un esfuerzo enorme, sin dinero y gracias a créditos, estoy duplicando
Las Arroyuelas, la mejor finca individual de la Casa de Alba. He hecho un embalse después de luchar muchos años para que me dejaran hacerlo y
voy a empezar a plantar 300 hectáreas de olivar en regadío. Es un esfuerzo económico tremendo que dará sus frutos, aunque las estoy pasando canutas, pero aprendiendo a ser buen empresario".
Y está tan orgulloso de su finca como de sus hijos. "Los dos llevan casi dos años trabajando en Londres.
Luis en J.P. Morgan y Amina en Aman, una empresa hotelera de altísimo nivel. Yo los he preparado y ahí está el resultado.
Me dicen, 'papá, este es el ejemplo que tú nos has dado'. Pero
Genoveva tiene también mucho que ver y
esos niños son un verdadero orgullo".
Han ocurrido otras cosas en la Casa de Alba. La duquesa nunca hubiera imaginado a su hija
Eugenia casándose en Las Vegas disfrazada de Marilyn Monroe, pero se habría alegrado de verla tan feliz como lo es con
Narcís Rebollo, al que no llegó a conocer. También
estaría contenta con las bodas de sus nietos Fernando y Carlos con
Sofía Palazuelo y
Belén Corsini. Rosario, la hija mayor de los duques de Huéscar, a la que llamaron como a la madre que Cayetana perdió cuando sólo tenía 6 años, será en su día la cuarta duquesa de Alba de la historia.