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Imagina una situación.Es decir, lo que yo decía no? que son tal para la cual y es él quien la consiente y permite todo lo que está sucediendo: el comportamiento de ella, la actitud de las niñas... Y pobre de quien le lleve la contraria... Pues apañados estamos
Hablo de un hombre que se llama...Bernardino. Por ejemplo.
Tiene mucha responsabilidad en su negocio. Últimamente tiene problemas con algunas filiales de su empresa. Con algunos departamentos, digamos. Puede que incluso la vea peligrar en ocasiones.
Cuando llega a casa, lo último que quiere son problemas. No quiere historias. Quiere disfrutar de su familia y punto.
La mujer de Bernardino, que se llama...Marzelina, tiene una personalidad compleja. Ella es la que se ocupa de sus hijos. Bueno, ella, su madre, la niñera...Porque tienen posibles y viajan mucho.
Se llevan bien. Pero ella sabe que ha de ir con cuidado porque su marido está acostumbrado a mandar y ser obedecido. No es mal tío, pero lo acostumbraron a eso.
Todo va bien mientras no le contraríen en algo que a ÉL le afecte, como buen egocéntrico.
Él no alza la voz. No le hace falta. Cuando quiere es de una frialdad heladora que a ella la deja totalmente a la deriva porque él es el único apoyo que tiene en la familia. A veces a ella se la ha visto con cara de haber llorado. Él se muestra impasible. Está acostumbrado a poner buena cara cuando la ocasión lo requiere.
Ella se venga, en ocasiones, con pataletas públicas que a él le traen al pairo.
Muchas personas que los frecuentan por temas laborales y gente que observa desde fuera cargan contra ella. Y a él le viene bien.
En ocasiones ella refleja lo que a él le gustaría mostrar y su cargo no le permite
Y esta es la historia de Bernardino y Marzelina.
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