Qué bueno que siga con la costumbre de apoyar cuanta pequeña empresa española sea posible como suplidores y proveedores de servicio. Ya no contratan a un solo maquillista profesional, sino que deja que las distintas funerarias del área de Madrid tengan la oportunidad de ocuparse de su maquillaje y arreglo personal. Ese tono entre verduzco y fantasmagórico es muy distintivo de las artes fúnebres.