


Has dado en el blanco, prima.
El gran tema con Letizia es esa necesidad (rozando el ridículo) de intentar hacer creer que es una especie de deidad perfecta.
La mejor periodista, la eximia oradora, la verdadera reina del pueblo. Y la realidad es que tanto ella como la mayoría de su generación
que se casaron con príncipes son simplemente mujeres que por esas cosas del destino se cruzaron con tíos con una posición social extraordinaria.
Algunas se ajustaron más a su nueva realidad, otras hasta tuvieron que aprender un nuevo idioma y una nueva cultura pero todas están por la misma labor:
conservar el chiringuito que les asegura a ellas y a sus hijos un status y una vida de privilegios. Y no me parece mal, eh! Cada uno hace lo que quiere.
Lo que me hace gracia es que la vendan como la reencarnación de Juana de Arco cuando en realidad se le chifla el moño ante la mera perspectiva de
que se le mojen un poco los tacones...