Por eso, no necesitan estar buscando nada y si hipotéticamente se enamoraran de un plebeyo, como pasó con Victoria de Suecia, pues, ya con el matrimonio viene el título, quédense tranquilas que jamás pasarán hambre ni necesitarán currar.Pero tampoco se irán a casar con un don nadie donde no tenga donde caerse muerto.
Que el mundo en el que se mueven, todos son ricos.