De acuerdo en lo de LA.Bajo cierto punto de vista, te digo que tienes toda la razón. Toda esta gente tienen unas infulas que los hacen vivir de espaldas a la realidad. En eso son todos iguales.
Bajo otro punto de vista, te diría que son casos distintos. Una cosa es reivindicar el trono de Francia, una de los principales países desarrollados del mundo, otra de una región alemana que el resto del mundo conoce poco y nada. Una cosa es reivindicar un trono sin haber nacido en el lugar, sin tener vínculos fuertes con la zona, sin tener ni siquiera castillo o propiedades en el lugar. Otra como estos príncipes alemanes que mantienen sus raíces (lo que viene a veces aparejado con prácticas racistas e ideología supremacista), conservando propiedades (sobre todo castillos) y recibiendo un trato deferencial del gobierno democrático en cuestiones de herencia y títulos. Siguiendo con este punto, una cosa es reivindicar un título porque otro te lo quitaron, otra tener una identidad familiar e individual fuerte atada a un título y a la región del que éste proviene, aunque nazcas y te eduques en el extranjero, como pasa con muchos alemanes.
Una cosa es reivindicar un título donde tienes que hacer una maroma de varios siglos para encontrar la línea dinástica, otra heredar un título de tu papá, tío o abuelo. Bajo esta mirada, la reclamación de LA viene muy flojita de papeles. Las reclamaciones del resto se sienten más auténticas, aunque al final todos sean tremendos pretenciosos y algunos tengan ideas muy arcaicas y hasta criminales.
Precisamente, a nivel internacional diría que lo que le pesa a Luis Alberto es que tiene que hacer demasiada maroma para que lo consideren heredero al trono francés. Si no fuera así, seguro lo invitarían gustosos a todos los eventos del Gotha.
Sobre Carolina de Mónaco. Bueno, ese título lo reivindica por terca, porque quiere sentirse prima de los ingleses y que la traten con la misma deferencia. O simplemente por jod...la vida a Ernesto, pero al final es Carolina de Mónaco. Nació princesa.
Sobre Carolina, creo que no quiere divorciarse por cuestiones económicas, más que del título en sí. Dijeron que era para no perjudicar la herencia de la hija que tiene en común con Ernesto.
De todas formas, sí debe de importarle mucho todo el rollo nobiliario. En un artículo de los 90 de Vanity Fair USA, una amiga íntima contó (sin que se supiese su nombre) que Carolina se enfadó con ella porque le tocó el trasero en broma: ¡No vuelvas a hacer eso, no te olvides de quién soy!
Que me parece ridículo. A ver, a mí Carolina me gusta por su estilo, la belleza que ha sido, su vida... pero Mónaco es un Principado con muy poca trascendencia política más allá del turismo y cuatro eventos casa vez más de capa caída.