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Un cariñoso gesto del novio —que en las mangas llevaba bordado con hilo de oro el monograma de la pareja— con la novia
Allí la esperaba el novio, que sonreía exultante. Durek, de 49 años, iba vestido con un frac negro a medida de Charles & Ron, con un buqué de rosas en la solapa y un
fajín dorado a juego con su corbata retro. En las mangas, el monograma del Antiguo Egipto, distintivo de la pareja, bordado en hilo de oro.
Marta estaba radiante con su vestido de satén duquesa, sin mangas y de color marfil, con aplicaciones de flores, creado por una de sus diseñadoras favoritas, Tina Steffenakk Hermansen, quien también se ocupó de los diseños de las damas de honor. El
outfit nupcial se completaba con una
cola de tres metros, un largo velo catedral —con el monograma bordado de la pareja— y un ramo en cascada. Cuando Marta Luisa se situó a su lado en el altar, Durek se inclinó hacia ella, le susurró unas cariñosas palabras y la cogió de la mano.
"Prometo escuchar siempre tu sabiduría. Prometo dejar siempre espacio para ti y tus hijas y escucharlas también. Prometo amarte hasta mi último aliento", dijo Durek, emocionado, al pronunciar sus votos
Votos desde el corazón
En una
ceremonia oficiada por Margit Louise Holte, sacerdote y amiga íntima de Marta, los novios intercambiaron sus votos. Con la voz quebrada por la emoción, Durek dijo: "Prometo escuchar siempre tu sabiduría. Prometo dejar siempre espacio para ti y tus hijas y escucharlas también. Prometo amarte hasta mi último aliento". Y luchando contra las lágrimas, Marta respondió: "Prometo amarte con todo mi corazón. Prometo responsabilizarme de mis emociones. Prometo quererte, porque sé que sabes que mis hijas son lo primero. Y prometo que caminaré contigo lo mejor que pueda, porque siempre cambiamos aunque siempre seamos los mismos. Porque siempre somos el pasado, el presente y el futuro en uno". Después de que los recién casados intercambiaran sus anillos y se besaran, los invitados rompieron en aplausos. "Mandé hacer nuestras alianzas a la
antigua usanza vikinga", nos adelantaba Durek sobre los anillos de oro rosa y diamantes. "Las runas grabadas en el oro significan “llama del amor”, así que, cuando dos llamas se juntan, creamos el fuego del amor".
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Con las emociones a flor de piel, Marta Luisa no pudo contener las lágrimas en el momento del intercambio de votos.
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Durante la ceremonia, en la que se cantaron emotivos
himnos como Amazing Grace y
Ave Maria, Haakon y Angelina, hermanos de los novios, leyeron pasajes de la Biblia.
Una vez convertidos en marido y mujer, los recién casados abandonaron la carpa al ritmo de
As, el tema de Stevie Wonder con el que todos los presentes, incluida la Familia Real,
se arrancaron a bailar.© CLICK 10
Los recién casados abandonaron el lugar de la ceremonia al ritmo del tema de Stevie Wonder 'As', cantado por el coro góspel HIM.
Primeras sensaciones
Tras posar para sus primeras fotos oficiales como matrimonio, la pareja compartió sus primeras sensaciones con ¡HOLA! "Es muy emocionante", dice Marta, sin soltar la mano de Durek, quien, mirándole a los ojos, se suma a sus palabras: "Estoy muy emocionado por
pasar el resto de mi vida junto a esta mujer".
"Prometo amarte con todo mi corazón. Prometo quererte, porque sé que sabes que mis hijas son lo primero. Y prometo que caminaré contigo lo mejor que pueda…", le respondió Marta secándose las lágrimas
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Durek coloca la alianza a su mujer.
Era el momento de salir a las puertas del hotel Unión para encontrarse con sus admiradores. Muchos de ellos, vestidos con
trajes tradicionales noruegos, y niños disfrazados de personajes de la película de Disney
Frozen, un cuento de hadas ambientado en Noruega y que podría servir de metáfora para entender la historia real de Marta Luisa, una princesa que elige su propio camino. "El amor y el apoyo de la gente es sumamente conmovedor", nos dice.
A continuación, los invitados disfrutaron de una exquisita
merienda tradicional: té con sándwiches, bollos, nata cuajada y mermelada, además de pasteles y
macarons, al tiempo que, en una enorme pantalla, se proyectaba la obra de una amiga de la pareja, la videoartista estadounidense Krista Kim, titulada
Diamond in the Rough (
Diamante en bruto). "Krista nos dijo que los diamantes se crean bajo presión y que su belleza surge de ahí, la que representa nuestro amor", nos explica Marta Luisa.
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El beso de los recién casados.
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Los novios reciben las felicitaciones de Constantine y Laurentin de los Países Bajos
La cena de gala se sirvió en el
salón Geirangersalen del hotel, decorado con rosas y luces en los mismos tonos del ramo de la novia. Marta Luisa y Durek encabezaban, junto a los Reyes de Noruega, la mesa presidencial. Degustaron un menú compuesto por un entrante de vieiras con batata y perlas cítricas,
halibut salvaje con puré de calabaza como plato principal y una
cheesecake de frambuesa y limón de postre, todo preparado por el chef Odd Ivar Solvold.
Durante la cena, hubo discursos conmovedores de la pareja, familiares y amigos. "Di las gracias a todos los que nos habían apoyado y hablé de lo mucho que quiero a Durek", relataba Marta Luisa. "Fue precioso", recuerda Durek, quien agrega además: "En mi discurso, hablé de las tres frases que asocio a Marta: “Te lo dije”, “Ya lo sabía” y “Deberías haberme hecho caso”. Son una de las razones por las que me enamoré de ella. Es tan fuerte y tan sabia… También agradecí a sus padres que la trajeran a este mundo, y a su familia, por ser
tan abiertos conmigo. Y que, siempre que tenemos problemas, ellos nos escuchan, lo que nos permite mantenernos unidos. También, di las gracias a sus hijas. Estar en una casa con cuatro mujeres es un desafío para cualquier hombre, incluso para uno como yo, que se considera un hombre fuerte". "Lo que aprendes cuando entras a una casa con cuatro mujeres es a estar callado", continúa entre risas.
Tras el intercambio de las alianzas de oro rosa y diamantes, que Durek mandó a hacer a antigua usanza vikinga, los novios sellaron su matrimonio con un beso
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Sobre estas líneas, los sonrientes novios, la hija de Harald de Noruega, con un vestido sin mangas y escote en 'V' de color marfil, y el novio con un frac a medida negro y fajín y corbata retro en dorado.
La madre de Marta Luisa, la Reina Sonia dio la bienvenida a Durek a la familia, mientras que su hija mayor, Maud, habló emotivamente sobre lo increíble que es tener una mamá siempre presente y lo genial que es ahora tener a Durek en sus vidas.
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'Estoy muy emocionado de pasar el resto de mi vida con esta mujer', dijo Durek una vez concluida la ceremonia matrimonial.
Marta llevó un vestido de satén duquesa color marfil, con aplicaciones florales, cola de tres metros, velo catedral —con el monograma de la pareja— y un ramo en cascada de rosas rosas
Al término del banquete, los
invitados se trasladaron al salón de baile, donde iba a tener lugar el tradicional momento de
cortar la tarta: una estructura de un metro de altura y cinco pisos, creación también del chef Solvold. Se trataba de un bizcocho de zanahoria glaseada, el favorito de Durek,
decorado con fondant en tonos rosas, blancos y dorados. Y arriba del todo, las figuritas de los novios. A continuación, se abría el baile y, por segunda vez en tres días, los recién casados demostraban sus grandes habilidades. Porque si la primera vez, en la fiesta de la preboda, bailaron una salsa apasionados, ahora optaban por un romántico vals. Con él, llegaba la fiesta, que se alargaría hasta altas horas de la madrugada, animada con música dance, disco,
funk... Entre los DJ figuraba la sobrina de Durek, Nathalia Alava.
Una foto de familia muy especial: Marta Luisa nos confesó que lo que más deseaba en su gran día era "estar rodeada de la gente que quiero, vivir la ceremonia y casarme con Durek" en uno de sus "lugares favoritos del mundo"
© Maja Moan
En la imagen, los recién casados posan con las hijas de Marta Luisa, Leah, Maud y Emma; sus padres, los Reyes Harald y Sonia; su tía la princesa Astrid; los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit de Noruega con sus hijos, los príncipes Ingrid y Sverre; los príncipes Victoria y Daniel y Carlos Felipe y Sofía de Suecia, y los príncipes Constantin y Laurentien de los Países Bajos; además de sus padrinos, madrinas y las niñas de las flores, Astral, Ava y Cornelia, y los familiares más cercanos de Durek
A la mañana siguiente, Marta Luisa se despertó con una nueva sorpresa: Durek le regalaba un collar de oro en forma de escudo vikingo con su monograma adornado con diamantes, rubíes y zafiros, un diseño del propio Durek que hizo realidad su amigo el joyero Joy Sangalang Smith. Este mismo artista fue quien creó el
anillo de compromiso de esmeraldas y diamantes de Marta Luisa, así como los tres collares que previamente regaló a sus hijas. "Es tan hermoso que lloré", dice Marta. "El escudo es un símbolo que protege nuestro amor".
Ella también tenía
un regalo para su marido: una espléndida colección de sus
videojuegos favoritos. "Sabe que ser juguetón como un niño es muy importante para mí", comenta Durek. La hija de los Reyes de Noruega también tuvo regalos para sus hijas, sus damas de honor y las niñas de las flores. Para todas ellas, había elegido una pulsera con un colgante en forma de corazón, de la línea de joyería de su hija Leah.