Posible violador en serie en Valencia

Yo tengo en casa spray de pimienta en gel. Lo bueno es que deja una mancha en la cara que no se quita y que dura 24h, lo que facilita la identificación del tío durante horas. Lo malo es que no me parece práctico para usar en un forcejeo o en una huida porque tiene una serie de requisitos como apuntar a la cara y que no haya viento, por ejemplo.

Lo que sí se puede llevar en la mano es una alarma personal de esas pequeñitas de 130dB. Las venden en Aliexpress por 2-5€ y doy fe de que son súper escandalosas. En el último amigo invisible regalé unas cuantas :joyful: . Las que yo conozco son estas. La cuerda negra de agarre es lo que hace sonar la alarma. Tiras de ella y cuando la sacas del aparatito, empieza a pitar. Mejor llevarla suelta que con las llaves.

Ver el archivo adjunto 4039466
Se me había pasado tu comentario.
Es complicado el tema del spray por q se tiene q ser de piedra para no alterarse un mínimo.. y es importante q esté dirigido a el...
El llavero alarma es muy cómodo.
Pero sobre todo lo más importante es saber defenderse o hacer para huir.


Videos como este ayudan.. pero de verdad recomiendo hacerlo... Si miráis en centros de mujer en vuestra ciudad seguro q una vez al año hacen un cursillo de pocos días.
 

El juez encarcela al 'violador del portal' de Valencia por 17 delitos de agresión sexual y un robo con violencia​

El inculpado se derrumba en uno de los interrogatorios y reconoce una conducta sexual compulsiva | Los atestados policiales se encuentran repartidos en seis juzgados de Valencia, por lo que podrían unificarse en una sola causa​



El juez de guardia ha acordado este jueves por la tarde el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza del 'violador del portal' como presunto autor de 17 delitos de agresión sexual, algunos de ellos en grado de tentativa. Los atestados policiales están repartidos en seis juzgados de Valencia, por lo que uno de los magistrados podría unificar todas las denuncias e investigaciones en los próximos días para asumir la instrucción en una sola causa.

El delincuente sexual ha declarado en el Juzgado de Instrucción número 8, que hoy se encuentra en funciones de guardia de incidencias, tras ser asistido por una abogada de oficio. Un grupo de familiares ha llevado una maleta con ropa a la Ciudad de la Justicia para que el joven pudiera cambiarse después de que pasara tres noches en los calabozos policiales.

Según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, el violador es investigado, inicialmente y sin perjuicio de ulterior calificación, «por 17 delitos de agresión sexual, un delito de robo con violencia e intimidación y un delito contra la intimidad». El magistrado remitirá próximamente las actuaciones a los diferentes órganos judiciales que ya tenían diligencias abiertas por estos hechos.

Tras ser detenido por más de una decena de ataques a mujeres jóvenes en portales de edificios de Valencia, el violador colaboró con la Policía ante las evidencias y pruebas que le incriminan. El joven se derrumbó en uno de los interrogatorios y confesó algunos de los graves delitos sexuales que perpetró.


También insinuó que necesitaba ayuda psicológica desde hace tiempo, y se mostró muy arrepentido en su declaración ante la Policía y en una corta conversación que mantuvo con su madre. Cuando le preguntaron por qué cometía las agresiones, el violador dijo que no podía controlar sus comportamientos violentos debido a su conducta sexual compulsiva.

Como ya informó este periódico en exclusiva, el depredador sexual fue arrestado el lunes por la tarde por dos agentes motorizados de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional en una calle de Valencia. Los datos que habían obtenido los investigadores de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional de Valencia fueron clave para localizar y detener al individuo.

La Policía realizó varios operativos en la franja horaria en la que actuaba el violador, entre las cuatro y las seis de la madrugada, pero esas noches el joven no atacó a ninguna víctima. Aunque los investigadores tenían las huellas del delincuente sexual y un retrato robot, no sabían su identidad porque no tenía antecedentes policiales.

Y tras facilitar algunos datos clave del individuo a los policías que patrullan por la ciudad, dos agentes motorizados localizaron en una calle de Valencia a un varón cuyas características coincidían con las del violador, por lo que lo arrestaron y trasladaron a la Jefatura Superior de Policía de Valencia.

Tras la detención, los investigadores registraron el domicilio en Meliana donde el joven residía con su madre. Los agentes le intervinieron su teléfono móvil, cuyo análisis permitirá esclarecer los delitos, y un anillo que había robado a una de sus víctimas. Los datos de geolocalización del aparato confiscado también implican al detenido en las 13 agresiones sexuales que le atribuyen.

El joven abordaba a las víctimas cuando entraban de madrugada en edificios y no dudaba en emplear la violencia para someterlas. Utilizaba la técnica del 'mataleón' (estrangulamiento) para inmovilizarlas tras agarrarlas del cuello por la espalda, aunque algunas jóvenes lograron zafarse y pidieron ayuda a gritos, lo que ahuyentó al agresor.

Además de coincidir las descripciones del violador en las denuncias, otro detalle posibilitó que los investigadores de la Policía Nacional atribuyan más delitos al mismo delincuente sexual. Grababa las agresiones con su móvil o incluso con el teléfono de la víctima y desde el perfil de Instagram de ella.

Las primeras agresiones sexuales consistieron en tocamientos no consentidos, pero cada vez actuaba con más violencia. Cogía del cuello a las jóvenes con gran violencia y las llevaba a un rellano o tramo de escaleras para obligarlas a hacer lo que él decía. El violador eyaculó sobre algunas de las víctimas, y robó un anillo a una chica y unas bragas a otra.

Tras elaborar un mapa con las calles donde actuaba, la Policía Nacional y la Policía Local de Valencia aumentaron la vigilancia en los distritos de Benimaclet, Tránsitos y Poblados Marítimos, y también en la zona de la Patacona en Alboraya. La Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional de Valencia se hizo cargo de las investigaciones.


 

Iván, el depredador sexual de Valencia que nadie vio venir​

El 'violador del portal' llevaba una doble vida en Meliana y Valencia con trabajos esporádicos, una buena relación con su familia y tenía aficiones como la escalada, la danza y la lectura​


Nadie vio venir al depredador sexual, un «monstruo» para sus víctimas, pero un vecino ejemplar, educado y amable para sus vecinos de Meliana. El joven de 30 años de edad y trato afable, aunque dado a la introversión, tenía una buena relación con su madre y disfrutaba con sus aficiones en su tiempo libre: la danza, la escalada, la lectura y el baloncesto.

Ni sus víctimas, la mayoría de ellas atacadas por la espalda, ni su madre ni sus amigos vieron venir al monstruo, el 'violador del portal', el hombre cruel y perverso que agredió sexualmente a una decena de mujeres jóvenes en los últimos meses en la ciudad de Valencia.

Los comentarios sobre la detención de Iván y el registro policial en su domicilio, que duró cerca de tres horas, corrieron como la pólvora en Meliana, Museros y otros pueblos cercanos. En los bares, panaderías y otros comercios, los vecinos hablaban del depredador sexual con tanta rabia como sorpresa, y también formaron corrillos en las calles.

«¿Sabes quién es el violador?», preguntó una vecina a otra cuando se cruzaron en la acera. Eran las once de la mañana del miércoles. La mujer asentó con la cabeza y continuó su camino. Conoce muy bien al agresor sexual y a su madre, una mujer muy querida y conocida en Meliana.


«Estamos aún que no nos lo creemos. Iván parecía muy buen chico, algo callado, pero no se metía en problemas ni andaba con malas compañías. Iba a trabajar con su patinete o bicicleta, jugaba a baloncesto en el polideportivo y últimamente acudía al rocódromo con sus zapatillas colgadas en la mochila», afirma la vecina.



«La madre del chico debe estar destrozada. Es muy buena persona. Ella no tiene ninguna culpa. Dejadla en paz», añade con el ceño fruncido. Desde que su hijo fue detenido y la Policía Nacional registró su domicilio, la mujer apenas puede dormir por el sufrimiento que le inflige saber ahora que Iván es el 'violador del portal', el depredador sexual que tanto ha buscado la Policía en las últimas semanas en Valencia.

Los graves delitos que cometió su hijo, una decena de agresiones sexuales, y el padecimiento de las víctimas le preocupa y atormenta más que la larga condena de cárcel a la que se enfrenta el joven. La mujer se enteró el martes por la mañana de la detención cuando acudió a la Policía Local para preguntar por su hijo. Estaba preocupada porque no había ido a dormir a casa, y no sabía que había pasado la noche en un calabozo tras ser arrestado el lunes por la tarde.

Ella estaba trabajando en Meliana cuando alguien le dijo: «Ves a casa, tu hijo acaba de llegar». Y cuando regresó a su domicilio, la mujer fue informada de los graves delitos que la Policía atribuye a su hijo, y también fue testigo del minucioso registro que realizaron los investigadores en la habitación de Iván.

Durante tres horas, los agentes buscaron dispositivos electrónicos que pudieran almacenar imágenes o vídeos grabados por el violador con su teléfono móvil, así como prendas de vestir que llevaba las noches que cometió las agresiones sexuales. Los policías tenían capturas de algunas imágenes grabadas por cámaras de seguridad que permitieron realizar un retrato robot del delincuente sexual con otros datos que aportaron las víctimas en sus denuncias.

Ante las pruebas que le incriminan, el violador se derrumbó en uno de los interrogatorios y confesó algunos de los graves delitos sexuales que perpetró. El joven se mostró muy arrepentido en su declaración ante la Policía y en una corta conversación que mantuvo con su madre. También insinuó que necesitaba ayuda psicológica desde hace tiempo. Cuando le preguntaron por qué cometía las agresiones, el violador dijo que no podía controlar sus comportamientos violentos debido a su conducta sexual compulsiva.

Nadie de entorno de Iván sospechaba de la doble vida que llevaba. El vecino ejemplar y buen hijo por el día se convertía en un depredador sexual por las noches. Nadie vio venir al monstruo. Ningún trauma en su niñez ni antecedentes por delitos sexuales ni comportamientos sospechosos.

El joven introvertido se refugiaba muchas veces en la lectura. Devoraba libros en su habitación y en parques al aire libre, cumplía en sus empleos esporádicos, nunca llegaba tarde a la sala de cines donde trabajaba y tenía una conducta normal con sus amigos y familiares.

Detención del violador​

La Policía Nacional logró detener el lunes en Valencia al agresor sexual que atacaba a mujeres jóvenes en portales de la ciudad durante los últimos meses. El joven abordaba a las víctimas cuando entraban de madrugada en edificios y no dudaba en emplear la violencia para someterlas.

Utilizaba la técnica del 'mataleón' (estrangulamiento) para inmovilizarlas tras agarrarlas del cuello por la espalda, aunque algunas jóvenes ofrecieron resistencia, lograron zafarse y pidieron ayuda a gritos, lo que ahuyentó al agresor.

Dos agentes motorizados de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional (con indicativo 'Delta') detuvieron al individuo tras identificarlo en la calle por los datos que habían obtenido los investigadores de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Comisaría Provincial de Valencia.

Las investigaciones se iniciaron hace dos meses tras recibir varias denuncias de agresiones sexuales. Todas ellas habían ocurrido en portales de edificios de la capital del Turia de noche cuando no había personas cerca, según informó la Jefatura Superior de Policía.

Los agentes de la Policía Nacional establecieron un dispositivo de vigilancia para localizar al violador. Tras revisar las grabaciones de varias cámaras, recopilar información en los lugares donde habían ocurrido los hechos y tomar declaración a las víctimas, los investigadores realizaron una descripción física del violador, así como de su vestimenta y de la bicicleta, con sillín y portaequipajes, que usaba para rondar las calles de Valencia de noche en busca de víctimas.

También solía llevar unas zapatillas de escalada colgadas de una mochila, un dato que desconcertó al principio a los investigadores de la UFAM, pues no tienen constancia, por el momento, que las utilizara para cometer alguno de los delitos que están revisando.

Sin embargo, los policías averiguaron posteriormente que la escalada es una de las aficiones de Iván, y que se desplazaba con frecuencia a un rocódromo de Valencia, lo que explicaría que llevara las zapatillas una de las noches que fue grabado por una cámara de seguridad.



 
No sé por qué a la sociedad hoy en día le sigue sorprendiendo la imagen que proyecta vs a lo que hace.
Es que precisamente la imagen que proyectan estos seres es esa, no va a ir por las calles piropeando a las chicas cual obrero cervecero ( perdón por la comparación, que nadie se ofenda)para que le pillen. Se ha visto en millones de casos, hasta de asesinos ese perfil.
Ya se puede derrumbar todo lo que quiera, cuando lo hacia no se derrumbó ni una vez, solo cuando lo pillan oye, qué curioso
 
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Iván Colom, el 'violador del portal' detenido por agredir a 17 mujeres en Valencia: "Era un hippie republicano que se volvió un 'incel' tras la pandemia"​



Durante años fue un vecino tranquilo que estudiaba danza y compartía mensajes progresistas. Pero tras el confinamiento cayó en una espiral de odio contra las mujeres, alimentada por los discursos antifeministas y de extrema derecha que consumía en redes.​




A las seis y media de la tarde del lunes 14 de abril, Iván Colom Villar (Valencia, 1996) pedaleaba como tantas otras veces. Ropa oscura. Mochila negra. Zapatillas de suela blanda. Pero esta vez no logró regresar a casa. Dos agentes motorizados de la Policía Nacional lo detuvieron en pleno centro de Valencia. Su bicicleta, de especiales características, coincidía con la que había aparecido en las grabaciones de seguridad de una decena de portales. Él, también. Esa misma noche durmió en un calabozo, incomunicado por orden judicial.

Tenía 30 años. Sin antecedentes. Empleado precario de un cine de la ciudad. Vivía con su madre, Rosa María, en una casa de Meliana, una población de 10.000 habitantes a unos 10 kilómetros de Valencia. Y llevaba, al menos desde enero de 2024, saliendo de madrugada en bici para violar. Diecisiete víctimas identificadas. Cuatro violaciones consumadas. Nueve tentativas. Todas, mujeres jóvenes que regresaban solas a casa.


En Meliana, nadie —ni siquiera en la comisaría de la Policía local— había oído hablar mal de él. Era el chico tranquilo. El que iba en bici. El que saludaba. Estudió en uno de los dos institutos locales, el IES La Garrigosa. Luego se formó en el Conservatorio Superior de Danza de Valencia, una especialidad que le venía heredada de familia. Amaba la música, la escalada, la lectura. Se rodeaba de algunos amigos y amigas con quienes hablaba de política, feminismo, sociedad. O eso parecía.

Iván sonríe en una imagen compartida por sí mismo en redes sociales.

Iván sonríe en una imagen compartida por sí mismo en redes sociales. E. E.

El giro ideológico​

"Era de izquierdas, se decía republicano, un poco místico, pero inofensivo", cuenta uno de sus antiguos compañeros del instituto a EL ESPAÑOL en las cercanías de la vivienda del detenido. "Iba a manifestaciones, leía y compartía a menudo poesía, no parecía que pudiera hacerle daño a nadie", continúa. La imagen, sin embargo, empezó a resquebrajarse durante la pandemia.


Primero, llegó el aislamiento, propulsado por la "ruptura" de su grupo de amigos, según confirman varias personas. Luego, los vídeos. En su muro de Facebook comenzaron a aparecer masivamente enlaces a Un Tío Blanco Hetero, Wall Street Wolverine y otros youtubers dedicados a "desmontar" el feminismo desde discursos agresivos y negacionistas. Los compartía con entusiasmo. Comentaba otros muchos. De fondo, según varios conocidos, se volvía cada vez más hostil. Más amargo. Más solo.


Para algunos, Iván representó el perfil perfecto del desencantado: joven sin un empleo estable, con formación artística, encerrado en casa durante meses, buscando respuestas rápidas a preguntas complejas. Y lo encontró —como tantos otros— en el algoritmo. "Cuando llamas a la gente normal machistas por el hecho de ser hombres, racistas por el hecho de ser blancos, homófobos por el hecho de ser heteros… lo único que estás haciendo es convertirlas en tus enemigos", dice uno de sus últimos vídeos compartidos.

Puerta del IES La Garrigosa, donde estudió Iván e hizo a la mayoría de sus amigos, el pasado miércoles. Somos iguales y diversos, se puede leer en valenciano.

Puerta del IES La Garrigosa, donde estudió Iván e hizo a la mayoría de sus amigos, el pasado miércoles. "Somos iguales y diversos", se puede leer en valenciano. Julio César R. A.


La radicalización no fue inmediata, pero fue constante. Su mundo se llenó de ideas sobre "feminismo supremacista", "víctimas inventadas", "hombres cancelados". El mismo Iván que años atrás colgaba pancartas por la república y publicaciones políticas de izquierdas, compartía ahora discursos sobre la "masculinidad perdida": "Dejarnos de tantos espacios seguros, microagresiones y políticas identitarias de mierda", llega a escucharse en otro fragmento publicado por el valenciano.

Nunca nadie denunció esa transformación. Algunos lo dejaron de seguir. Otros, consultados para este reportaje, dejaron de hablarle. Nadie, sin embargo, imaginó que ese tránsito ideológico se traduciría en una estrategia criminal meticulosa, constante y violenta. "Hace bastantes años que no tengo relación con él. Es cierto que comenzó a publicar contenido bastante extraño pero jamás hubiera podido pensar que hiciera algo así. No me lo creo todavía", cuenta una de sus examigas, tras enterarse por este medio de que el detenido es, en realidad, alguien con el que compartió mucho tiempo.

"Se convirtió en una especie de incel [célibe involuntario], al menos en lo virtual. Sus amigos en los últimos años cambiaron mucho, personas con las que tenía relación por la danza dejaron de salir con él, los del instituto hicimos lo mismo, aunque no por ningún motivo, sino por algo natural. Que nosotros supiéramos no había tenido problemas para relacionarse con mujeres jamás, de hecho había amigas en nuestro grupo, y él era una persona con mucha conciencia política, entonces hay un paso que no entiendo", dice otro de sus vecinos, quien también perteneció a su grupo de amigos.

Días después de su detención, las mismas cuentas que Iván seguía y de las que compartía contenido, comenzaron a difundir su imagen, nombre y apellido. 'Sr.Liberal', una cuenta vinculada a la extrema derecha con más de 100.000 seguidores, aludió a que el detenido es de "ultraizquierda", difundiendo imágenes suyas de hace una década. Sin embargo, EL ESPAÑOL pudo comprobar a través del teléfono de uno de los examigos de Iván cómo el valenciano, en una cuenta de X ahora borrada, resubía publicaciones de su cuenta y de otras como las del eurodiputado Alvise Pérez.

Iván Colom, en una captura de imagen extraída de la miniserie 'CCCC Stories' en la que aparece como coprotagonista del capítulo 7, 'Turno de noche'.

Iván Colom, en una captura de imagen extraída de la miniserie 'CCCC Stories' en la que aparece como coprotagonista del capítulo 7, 'Turno de noche'. Consorci de Museus GVA.

Su 'modus operandi'​

La Policía Nacional, a través de la UFAM (Unidades de Atención a la Familia y Mujer) fue la primera en ver el patrón. Diecisiete mujeres, en distintos barrios de Valencia, agredidas en un mismo horario. Entre las tres y las seis de la madrugada. Todas volvían solas a casa. Todas fueron seguidas hasta el portal. A todas las atacó desde atrás.

Según avanzaron fuentes policiales a EL ESPAÑOL al momento de la detención, entre las víctimas hay variedad de edades —la más joven tiene 21 años, la mayor 38— y también de nacionalidades. Su primera víctima fue una estudiante de intercambio inglesa. Después de ella atacó también a una colombiana de 24 años, a una chilena de 35, a una sueca de 38, a una taiwanesa de 26, a una paraguaya de 23 y a una italiana de 27 años, así hasta once mujeres más.

Todas en diferentes lugares de Valencia, aunque las últimas dos agresiones, y las más graves de todas —por la dura agresividad empleada durante el ataque— sucedieron en Benimaclet, un distrito de la ciudad a tan sólo 6 kilómetros de la casa de Iván.

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Su modus operandi era exacto: las agarraba por el cuello con una técnica mal aplicada del mataleón, las empujaba hacia el rellano o las escaleras, y allí las agredía. "Tocamientos, felaciones forzadas, violaciones", el auto policial entregado a la Justicia habla horrores de lo que parecía ser un vecino ejemplar.

Varias de las jóvenes agredidas describen a su agresor como una persona "sin excesiva fuerza", lo que explicaría que pese a pillarlas por sorpresa por la espalda, y tratar de inmovilizarlas con la técnica del mataleón, la mayoría lograran zafarse de él y el ataque quedara en tentativa o en unos tocamientos.

En algunos casos, Iván las obligaba a desbloquear su móvil, accedía a sus redes y grababa la agresión desde su cuenta de Instagram. Las víctimas, además del daño físico, se enfrentaron al trauma de verse expuestas en sus propios espacios digitales. Algunas lograron escapar. Otras, no.


El detenido, que no usaba guantes, dejó huellas. La Policía Científica inspeccionó cada escenario en busca de s*men, rastros biológicos, partículas que lo delataran. Las cámaras de seguridad ayudaron a dibujar su silueta. Las víctimas reconocieron su forma de moverse, su voz, incluso el color de su bicicleta. Después, gracias a la geolocalización de su móvil, los investigadores confirmaron que había estado cerca de varios portales en los momentos de los ataques.

También se supo que en su mochila llevaba siempre una botella de agua, ropa de repuesto y botas de escalada, pues era usuario de un gimnasio con rocódromo de la ciudad. Cuando los agentes irrumpieron en su casa en Meliana, incautaron varios dispositivos electrónicos. En ellos esperan encontrar vídeos borrados, restos de memoria, fotografías o cualquier prueba que amplíe el caso.

Una señora camina por una de las calles del centro de Meliana, el pasado miércoles, horas después de la detención de Iván.

Una señora camina por una de las calles del centro de Meliana, el pasado miércoles, horas después de la detención de Iván. Julio César R. A.

El día después​

La madre del agresor, Rosa María, no ha vuelto a ser vista en público desde entonces. Algunos vecinos aseguran que está "deshecha", que no duerme. Otros simplemente dicen que "no quieren ni pensar" lo que debe estar viviendo. Y es que, en Meliana, a pesar de la crudeza de los hechos, hay quien prefiere no hablar.

Horas después de que saltara la noticia de que el detenido era de la población, muchos todavía no sabían nada. Incluso, varias personas consultadas por EL ESPAÑOL se enteraron de la identidad del presunto autor de los hechos por las propias indagaciones de este medio. Y, después, hay quien sí sabía, pero no quiere aparecer en ninguna crónica, a pesar de la confidencialidad de la misma.

El miedo —o más bien el desconcierto— ha impuesto una capa de silencio sobre las aceras. En la comisaría local, la sorpresa fue absoluta. Nadie había denunciado jamás a Iván. No era violento. No era conflictivo. Nunca había dado señales. Para muchos, eso es lo que más duele. En el Ayuntamiento de Meliana, por ejemplo, Alcaldía declinó hacer comentarios al respecto.

Iván Colom, durante el rodaje de la miniserie CCCC Stories, en la que participó como protagonista de danza. Consorci de Museus GVA.
Antes de declarar ante el juez, Iván se mostró arrepentido y pidió ayuda psicológica. No negó los hechos en ningún momento ni se defendió con vehemencia. Simplemente bajó la cabeza. Según fuentes de la Policía Nacional, su perfil coincide con el de otros agresores que comienzan con tocamientos y escalan hasta violaciones.

Y si no son detenidos, el siguiente paso, en estos casos, suele ser letal. "Si no lo hubiéramos parado, lo siguiente habría sido matar", expresa una inspectora implicada en la investigación. La UFAM continúa en estos momentos rastreando denuncias anteriores con patrones coincidentes.

Prisión provisional​

El titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia, en funciones de guardia de incidencias, terminó por decretar el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para Iván el pasado jueves. A diferencia de las primeras informaciones que llegaron a los medios, el número de víctimas, al cierre de este reportaje, es de 17.

"Ha quedado investigado por 17 delitos de agresión sexual, un delito de robo con violencia e intimidación —se llevó el anillo de una de ellas— y un delito contra la intimidad", confirman fuentes judiciales a EL ESPAÑOL. Las mismas avanzan también que siguen abiertas diferentes diligencias por parte de la Policía Nacional para encontrar a otras posibles víctimas, por lo que el número podría ascender en las próximas horas.

Iván Colom fue todo lo que se supone que un agresor no es: amable, leído, limpio, sin pasado delictivo, cercano. Su historia desmonta clichés. Y eso, quizá, es lo más inquietante. Porque el violador no era un extraño. A pesar de lo que sostenían una gran cantidad de cuentas anónimas en redes sociales, Iván no venía de fuera, no tenía acento y tampoco se escondía. Era el chico de la bici. El vecino del primero. El que saludaba.
 
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