-La cajera y el mecánico meterse en una hipoteca a 40 años, en la cual metían el pago del coche a plazos más no sé cuántos puros más. Y una vez al año a pedir créditos para el todo incluido hortera de pulserita.
Esto era el pan de cada día en las relaciones de chonis y canis.
-Comprarse un chalet en a tomar por culo, solo porque alguien que conocía se había comprado un chalet y parecía ser feliz en él, y no iba a ser "menos". Claro que esa persona que se compró el chalet antes, siempre quiso uno y era de estas personas a las que les gusta ese estilo de vida. De írsele la vida en comprarse un chalet, ya no un piso, tenía que ser chalet, y en un lugar lo más parecido posible a donde se lo compró el miembro rival de la family porque había que fardar y competir hasta en eso. Que alguien con quién tenía un pique importante, se comprara un chalet, fue el disparador para una de las mayores idas de olla que haya visto en alguien cuyo motor era la envidia.
Pero de no poder estar en paz mentalmente porque le devoraba la envidia, NECESITABA un puto chalet.
A los dos años estaba hasta las narices del chalet, que supuso su ruina económica, ya que la burbuja petó por el medio, en principio su chalet en medio de la nada, iba a ser "remanso de paz" y se convirtió en su propio infierno. La compra del chalet condicionó su vida: si se iba a más de 100 km, ya tenía que cambiarse a esa distancia a vivir y trabajar, en un principio bien, porque en ese tiempo el trabajo no faltaba...pero nunca encontró trabajo allí,ya que un día petó la burbuja como petaron sus sueños. Lo tremendo es que en un primer momento no iba a ir a vivir, sino a tener el chalet, porque "no voy a ser menos", pero ya podía decir que "tengo un chalet", vivir ahí con empadronamiento y todo no era ni el objetivo, sí lo era el fardar. Cuando vio que todos los días había que recorrer 100 km ida y vuelta para ir a trabajar (en total 200km diarios), tuvo que pensar en mudarse de verdad, vivir en ese techo, trabajar en la zona...asolada por la burbuja, ¿para que lo compró? ¿Para no vivir ahí?, Ahora vas y vives allí, verás que bien. No había trabajo allí, vuelta a trabajar a la ciudad, el chalet abandonado de lunes a sábado.
La zona era atrasada total, servicios muy mínimos, encontrarse a un vecino era algo raro, en medio de un solar, el paisaje más desolador que uno se pueda imaginar, ni árboles había, los únicos animales que se veían ahí eran insectos, descampado, coche hasta para ir a un supermercado a por una barra de pan...a unos 5 kilómetros, el ambulatorio era como la casa del médico del pueblo, la farmacia igual, un local hacía de tres locales (el bar, único bar, era estanco y a la vez administración de lotería).
Espanto absoluto. Pero ya podía decir "tengo un chalet".
El chalet en principio era para fardar, pues terminó siendo su ruina. Cuando lo quiso poner a la venta ya era demasiado tarde.
Me dijeron lo que le costó el chalet: el mismo precio que un buen piso de unos 90 o 100 M2 en la ciudad donde vivía, pero no pudo soportar la idea de que alguien de su familia a quien tenía manía, tuviera un puñetero chalet, porque "necesitaba" que fuera un chalet.
Los ahorros a tomar por culo, hipoteca a unos 30 años. Por el camino, esta ida de pinza costaría dos relaciones de pareja que acabarían hasta las narices de ser las personas secundarias en una relación, porque la relación consistía en esa persona con su puto chalet, todo en el mundo de esa persona giraba en torno al chalet.
El chalet se lo comería con patatas, la ruina total de su vida.
Es el caso más brutal que he visto de cómo se le puede a ir la pinza a alguien por el tema del ladrillo.