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Bueno, yo he descubierto hace poco un bocadillo que es alucinante, comparable solo a un orgasmo simultáneo con que tu peor enemigo se golpee el dedo meñique del pie contra el sofá. Es muy sencillo, solo hay que tostar sobre una sartén y con un poco de mantequilla un par de rebanadas de pan, si puede ser que sea del "güeno-güeno". Retirado el pan y con el resto de mantequilla que te queda en la sartén, asarás unas finísimas rodajas de un buen tomate hasta que se caramelicen ligeramente. Estas rodajas las extenderás sobre una de las rebanadas de pan y ya podrás apagar el fuego.
Pasamos a la parte fría de nuestro bocata. Abres una lata de mejillones en escabeche y pones sobre la otra rebanada de pan unos cuantos. Deja caer un poco del escabeche sobre los mejillones, no te cortes. Después, cortas en juliana un poco de cebolleta o cebolla tierna y la pones sobre los mejillones. Si, como a mí, te flipan los sabores amargos es una buena idea añadirle unas pocas alcaparras por encima de la cebolla. Por último, cierra el bocadillo con la otra rebanada de pan, la que tiene el tomate caramelizado, aprieta hasta que se escuche ese suave crujido que asegura un placer gastronómico de primer nivel. Sencillo, sí, pero sensual y fresco.
Probadlo, queridos y queridas.
Pasamos a la parte fría de nuestro bocata. Abres una lata de mejillones en escabeche y pones sobre la otra rebanada de pan unos cuantos. Deja caer un poco del escabeche sobre los mejillones, no te cortes. Después, cortas en juliana un poco de cebolleta o cebolla tierna y la pones sobre los mejillones. Si, como a mí, te flipan los sabores amargos es una buena idea añadirle unas pocas alcaparras por encima de la cebolla. Por último, cierra el bocadillo con la otra rebanada de pan, la que tiene el tomate caramelizado, aprieta hasta que se escuche ese suave crujido que asegura un placer gastronómico de primer nivel. Sencillo, sí, pero sensual y fresco.
Probadlo, queridos y queridas.
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