Yo nunca me creí la historia de la estilista. Se viste demasiado mal para ello y nunca acierta con las tallas.A mí me parecen extrañas dos cosas:
1) que el equipo de estilismo no se asegure de que no se le caen los pantalones en un acto tan importante. Es que empiezo a pensar que la estilista está de baja y no han asignado sustituto…
y 2) remangarse las perneras a lo bruto ahí en el podio; el momento menos oportuno y el modo menos discreto posibles…
No me explico ninguna de las dos cosas porque me parecen muy básicas… En este acto no se espera de la consorte mucho más que formalidad… Que me corrijan por favor…
Se compra ella la ropa y ella decide qué ponerse.
Ninguna estilista le va a decir que se compre destalonados en 100 colores o se ponga ese anillo con tiaras. Mucho menos deportivas blancas con traje rojo el día de las fuerzas armadas.
Es ella la que corta el bacalao.