Yo, sinceramente, creo que, de no ser por la denuncia, este libro habría pasado muy desapercibido. Creo que todas las personas que, con motivos más que sobrados, pedían que no existiese... han conseguido justo lo contrario.
Es muy complicado. Creo en la libertad de un autor de escribir sobre un caso mediático (al que se le han dedicado miles y miles horas de tv sin que nadie pusiera el grito en el cielo, no sé por qué lo que se dice en la tv duele menos) y también creo en el derecho de denunciar lo que creas que vulnera tu honor (o lo que creas que va en contra de una condena).
Por otra parte, considero que no estamos en la Edad Media. Es decir, los condenados (por mucho que sean repugnantes alimañas) tienen sus derechos. Ese monstruo ha cometido el crimen más horrible del mundo... pero ya está pagando por él con su privación de libertad; en una democracia no se le puede condenar al silencio, igual que no se le puede torturar. Hasta el peor de los presos tiene que tener sus derechos garantizados, solo eso nos diferencia de los bárbaros.
Yo no lo voy a leer, pero no creo que debiera prohibirse a priori y sí que creo que la denuncia lo ha hecho llegar a una cantidad de gente mil veces mayor de lo que habría llegado si no le hubiesen hecho caso.