“El día 5 de julio de 2013 Alfonso adquiere por primera vez loracepán. Su defensa, que no él, afirma ahora que lo hizo para el tratamiento de su esposa y que tan pronto las adquirió las entregó. Es sospechoso que disponiendo de recetas Rosario, Alfonso se procure una a su nombre para comprar loracepán y no use las de su esposa. Es sospechoso que disponiendo de numerosas recetas Rosario, Alfonso mienta inventándose la historia de haber perdido las pastillas para conseguir una caja. Es sospechoso que disponiendo de numerosas recetas de su esposa se procure otra receta a su nombre mediante una ficción, para adquirir una tercera caja. Es sospechoso que siendo para Rosario mucho más importante el prozac que el loracepán (minuto 46:30 de su declaración) -así se lo resaltó mucho el psiquiatra-, Alfonso sólo le compra el loracepán y no el prozac que es la medicina que no pude saltarse. Es sospechoso que ni Alfonso ni su defensa manifiesten eso en ningún momento, permitiendo numerosas diligencias de instrucción para acreditar el número de cajas adquiridas por Alfonso. Es sospechoso que Rosario declare que su marido tiene Loracepán en su domicilio si no lo tenía. Es sospechoso que las adquisiciones de loracepán por Alfonso coincidan con las fechas en las que la menor apareció con síntomas de intoxicación. Es sospechoso que durante todo el mes de agosto Alfonso no adquiera loracepán pese a ver a su esposa en diversas ocasiones, si el se encargaba de adquirirlo para ella. Es sospechoso que nunca había adquirido loracepán hasta la fecha de la primera intoxicación de asunta, cuando su esposa lo tomaba desde hacía meses al menos. Es sospechoso que necesite 75 pastillas en doce días y luego no vuelva a necesitarlas, según su defensa, hasta dos meses después. Es sospechoso que todos los episodios en los que Asunta supuestamente aparece bajo los efectos del loracepán, se producen en la vivienda de Alfonso. Y es sospechoso que si bien no consta dónde adquirió Rosario el loracepán, tampoco consta donde adquirió el prozac, lo que indicaría que ambos medicamentos los consiguió en una farmacia donde no registraron ninguno de los dos”.
“No es posible dudar de que en la madrugada del día 5 de julio alguien intentó asesinar a Asunta Basterra. Pese a que ambos imputados trataron de ocultarlo, Asunta se lo comunicó desesperada a una amiga.
La explicación del hecho es totalmente pueril. Alguien entró y trató de asesinar a la niña. Si la niña se dejó las llaves en la puerta, ¿cómo entró el “ladrón” en el portal? ¿No notó Rosario al cerrar todas las noches, según su cartel recordatorio, que había unas llaves por el exterior? ¿O esa noche Rosario se olvidó también de cerrar la puerta, pese al cartel recordatorio?
Lo que sorprende es que ambos imputados dan una explicación que se nota pactada, pero ajena a la realidad. Alfonso afirma que Rosario se llamó a sí misma, lo cual no es cierto pues el teléfono de Rosario, que sorprendentemente tiene actividad hasta las dos de la madrugada, luego no tienen ningún contacto. Alfonso falta a la verdad, lo cual sólo puede responder al pacto concertado entre ambos”.
“Asunta los días cinco y seis de julio en su viaje a Vilagarcía inmediatamente posterior al intento de asesinato presenta signos de estar congestionada. A.I. les llama y se lo comenta. Ni Rosario ni Alfonso dan explicación a tales síntomas y es A.I. la que le indica que la lleven al médico por si tuviese alergia. Ellos parecen rechazarlo. Es decir, a fecha 4 de julio de 2013 ninguno de los imputados sospechaba siquiera que su hija pudiese padecer alergia alguna, pues es una tercera persona la que le comenta que los síntomas de la niña parecen de alergia y ellos se extrañan.
Los días 9 de julio, 22 y 23 de julio, y 17 y 18 de septiembre, Asunta presenta síntomas claros de haber sido intoxicada, supuestamente con loracepán. Los episodios coinciden con pernoctas en la vivienda del imputado Alfonso. Alfonso es el que lleva a la víctima a clase los días 9 y 23 de julio. Trata de convencer a las profesoras y cuidadores de la menor, de que no le pasa nada y que es un episodio de alergia. Los mensajes intercambiados entre los imputados dejan claro que ambos son conocedores de que Asunta está mal en las tres ocasiones”.
A todo esto, la pediatra declaró que nunca prescribió nada, en todo caso recomendó algún inhalador.
¿No sabían los dos que con la ingestión de tal cantidad de pastillas no solo dejaban a Asunta ko sino al borde de un colapso? No lo puedo creer.
https://e00-elmundo.uecdn.es/documentos/2014/07/21/asunta.pdf