Me hubiera gustado leer a un Gato Encerrado con la sinceridad que demostró anoche, al dudar de la honestidad de la organización con el tema de los porcentajes, que no había manera de que se movieran, tras la expulsiión de Óscar. Esperaba unas palabras de clara decepción y disgusto, por ello. Hemos tenido que conformarnos con el subliminal mensaje de que admira a las personas que, como Marieta , logran sus objetivos con el mínimo esfuerzo. Se entiende , pero hubiera preferido un análisis más contundente y tajante. Al final, quien paga , manda. Qué se le va a hacer.