El balcón del Ayuntamiento de València en
Fallas acostumbraba a ser un espacio seguro y amable para la clase política, un lugar de proyección social que presidentes, ministros, consellers y todo tipo de altos cargos exprimían siempre que podían. Gran notoriedad a cambio de pocos minutos de actividad y con escasa exigencia.
Los desembarcos eran constantes desde el inicio de la fiesta y extraño era el día en el que no desfilaba alguna cara conocida por esa icónica balaustrada. Pero la crisis de la
dana parece haber arrasado también con esta tradición y el balcón municipal está menos solicitado que nunca,
un claro indicador de que la política, y en especial los dirigentes del PP, no están para demasiadas celebraciones.
Pasadas casi dos semanas de Fallas,
no se han asomado por allí ni Pedro Sánchez, ni Carlos Mazón, ni Alberto Núñez Feijóo. El presidente del Gobierno no lo ha hecho desde que está en la Moncloa y tampoco lo hará este año, dando así continuidad a la norma no escrita que dice que a las Fallas se va sobre todo cuando se está en la oposición. Será la ministra y líder del PSPV,
Diana Morant, quien tenga el protagonismo estos días, según fuentes gubernamentales. La de Gandía ya acudió a la primera mascletà, ayer tuvo otra visita y se esperan nuevas apariciones en esta recta final.
La situación de Mazón torpedea la estrategia del PP: “No hacer nada no es una opción”
Más llamativa resulta la ausencia de la dupla popular, muy fallera en los años anteriores cuando el viento soplaba de cola. Eran otros tiempos. Ahora la gestión de la dana del 29 de octubre tiene a Mazón contra las cuerdas (acorralado por la justicia, señalado por la calle y cuestionado por su propio partido) y a Feijóo haciendo equilibrios acerca de su futuro. Solo Vox parece estar de lado del president en las últimas semanas.
Mazón y Feijóo, sin agenda
La delicada situación del alicantino ya hizo pensar hace semanas en que reduciría su exposición pública ante el riesgo de nuevos abucheos, como los que le han ido acompañando en muchos de sus actos públicos celebrados tras la riada. Y así se está confirmando. Mazón,
que años anteriores se hartó de pisar la calle, no ha acompañado a la alcaldesa María José Catalá en el balcón municipal ni ha tenido acto público fallero alguno. Presidencia de la Generalitat sigue sin confirmar ninguna actividad en los pocos días que quedan. Ayer su único acto fue en Alicante.
Mazón y Catalá junto al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en las fallas de 2023. / R. SOLSONA/EP
Desde Génova también guardan silencio sobre Feijóo y las Fallas. "Nada que decir", se limitan a señalar desde su equipo. Una actitud que contrasta con la mantenida años anteriores, en los que el gallego ha estrechado su vínculo con la fiesta valenciana y no ha fallado desde 2022, y que evidencia las distancias que el presidente del PP guarda con Mazón y su futuro político.
Feijóo ha pasado de presentar en València y en plenas Fallas su proyecto para liderar el PP a evitar la ciudad en sus días grandes, todo un síntoma de la frialdad existente con el barón valenciano, a quien ha apuntado directamente en diversas ocasiones por su gestión de la emergencia y a quien evita dar apoyo explícito en los últimos días.
En 2023, a las puertas de las autonómicas y municipales de mayo, acudió a la mascleta tras visitar junto a Mazón y Catalá la falla Convento Jerusalén. Caprichos del destino,
Feijóo huyó entonces de una foto que trataron de 'robarle' los dirigentes autonómicos de Vox, con quien unos meses después Mazón fue el primer barón del PP en pactar. Feijóo regresó en 2024 a las Fallas como líder de la oposición y no como presidente del Gobierno, algo de lo que siempre ha responsabilizado al acuerdo exprés de Mazón.
El Gobierno lo fía a Morant
Tampoco ha habido desembarco fallero desde el Gobierno central. Moncloa solo confirma que el lunes visitará el balcón municipal el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. A partir de ahí, el foco será para Morant, quien asiste hoy a la mascletà y tendrá después varios actos falleros. El día previo ya acudió a dos comisiones, una de ellas en la zona cero de la dana.
Pesa en esta decisión la complejidad del contexto actual, en el que tras la riada y con la reconstrucción en fase aun inicial existe cierto temor a trasladar una imagen festiva y no de trabajo.