si fuera francesa ya le habrían hecho cien mil homenajes, como a Edith PiafEl país que olvidó a Concha Piquer, la primera artista moderna de su historia.
El país que olvidó a Concha Piquer, la primera artista moderna de su historia
La figura de la artista valenciana transitó del esplendor al estigma, llegando al más absoluto olvido en democracia. Ahora se intenta recuperar su legadowww.elconfidencial.com
Concha Piquer o la historia de un icono seductor, la nueva novela de Manuel Vicent.
Concha Piquer nació en el seno de una familia humildísima de Valencia. Acudió a un colegio de monjas donde solo le enseñaron a coser y rezar. Allí aprendió que el mundo era injusto y despiadado, pues la obligaban a entrar por la puerta de atrás, como al resto de las niñas pobres. Descubierta por el maestro Manuel Penella, viajó a Estados Unidos con trece años para cantar en los teatros de Broadway y exhibir su cuerpo adolescente bajo un mantón que dejaba entrever su desnudez. Conoció a Blasco Ibáñez y al gánster Lucky Luciano. Sobrevivió al acoso de los hombres, no sin sufrir un intento de violación y un embarazo prematuro. A los dieciocho años ya había sido madre y había perdido a su primer hijo.
Tras consagrarse, volvió a España, donde despertó la admiración de García Lorca. El poeta llegó a besarle los pies tras escucharla en un teatro, conmovido por una voz en la que apreció el genio lírico de la sabiduría popular. La fama y el dinero no evitaron una vida sentimental desdichada. Siempre fue la “otra”, la amante de hombres mayores, casados y con hijos. Vicent flirtea con la autoficción. Refiere cómo se sumó a la iniciativa de conceder el Premio Príncipe de Asturias a Concha Piquer, frustrada por la miopía de las instituciones.
También menciona cómo las coplas de la folclórica le acompañaron durante su infancia, cuando eran la única nota de color en un régimen que estrangulaba la fantasía y el deseo. La novela no oculta las sombras que rodearon a la diva, acusada de mantener un idilio con Serrano Suñer e instigar la paliza que sufrió Miguel de Molina, forzando su exilio. Vicent responde con escepticismo a esas leyendas, subrayando que la Piquer desafío a la dictadura con varios gestos, como no interrumpir sus actuaciones cuando sonaban consignas oficiales en la radio o negarse a cantar en privado ante el Caudillo.
No oculta, en cambio, su temperamento autoritario como directora de su compañía. Resulta imposible no simpatizar con una mujer que logró abrirse paso en los escenarios de Broadway y del Madrid de la posguerra a base de talento y coraje. Y que supo retirarse con elegancia cuando le falló la voz, sin renegar de los cambios sociales. Nunca ocultó que le agradaban los Beatles y la canción melódica italiana.
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En 'Retrato de una mujer moderna' el escritor se sumerge con inteligencia e ingenio en la vida de la cantante, hasta revelar la gestación del mitowww.elespanol.com
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