Os dejo lo escrito por la Bordiú en su blog del HOLA!:
PRIMERA COMUNIÓN DE MI NIETA¡Buenos días!
El sábado tuvo lugar la Primera Comunión de mi nieta Eugenia. Mi nieta mayor y la única niña hasta la fecha, por lo que no podía dejar de contaros un momento tan feliz para mi.
La ceremonia tuvo lugar en el Monasterio de las Descalzas Reales, en pleno centro de Madrid. El motivo de la elección, es que en el mismo están enterrados Alfonso, el padre de mi hijo y mi hijo Fran. Eugenia podía haber hecho su Primera Comunión en su colegio con sus compañeras, quizás para ella, que aún es una niña, eso le hubiese hecho más ilusión. Sin embargo para sus padres era importante reunir a toda la familia y a mi este gesto me ha emocionado. Agradezco muchísimo el detalle de mi nuera Margarita queriendo que así fuese. De alguna forma hemos podido estar todos juntos y vivir ese día en familia. De detalles está hecha la vida y mi nuera siempre los cuida y los tiene presentes para hacer que todos estemos bien y disfrutemos lo máximo posible.
Eugenia estaba monísima, ¿pasión de abuela?…no lo sé. Pero a mi me lo pareció. Y además la encontré muy centrada en lo que era ese día para ella, cosa que también me satisfizo. Los niños deben saber el sentido de la Primera Comunión y que no se reduce a un día de regalos y celebración. Sus hermanos era otro cantar, aún son pequeños y a ellos lo que les gusta es el jaleo. De todas formas se portaron bien y ambos son niños simpáticos y buenos.
Vino también mi hija desde Francia, con su marido Benjamín. Ha sido su primera visita como matrimonio y así mi yerno ha podido conocer al resto de la familia que no pudo acudir a su boda en diciembre. Benjamín es un chico encantador y sobre todo que hace feliz a Cinthya, eso ya hace que le quiera. También estaba mi madre, siempre tan animosa y en este caso como una gallina clueca con sus polluelos alrededor. Mis hermanos, sus cónyuges, sobrinos y otros parientes y amigos próximos a la familia, además claro de familia materna de Eugenia y sus amigas más cercanas.
La ceremonia fue sencilla y bonita. Cuanto más sencilla es, más entrañable resulta. Después fuimos a comer a casa de mi hijo y mi nuera, en donde esta última lo había preparado todo con mucho detalle y cariño. Conste que con lo joven que es y lo mona que está, no parece madre de niña de Primera Comunión. Los niños disfrutaron muchísimo de un lado a otro y sin parar. Eugenia feliz, pues con su traje se sentía princesa. Y los mayores encantados de tener un rato para vernos y charlar con calma, pues al final, como ocurre en todas las familias, no te ves lo a menudo que te gustaría.
En resumen, un día sentido por el hecho en sí y un día familiar. Cuando llegué a casa y me metí en la cama solo pude pensar en las gracias que debía dar por haber podido vivirlo y disfrutarlo. La vida tiene mucho de complicado, son muchas las cosas que uno vive, alegrías y tristezas que no siempre buscamos sino que nos van viniendo y vamos aceptando. Por eso, momentos como este te hacen recapacitar y pensar que hay que seguir hacia adelante. Y que días como el de hoy nos compensan todo.
Hasta pronto,
Carmen