Le dio permiso a Obregón para usarlo, pero lo hizo poco antes de morir cuando ya sabía que no se iba a curar. Obregón intentó primero convencer a la novia, pero ella se negó y entonces tuvo que buscarse un vientre de alquiler.
Aunque si la novia hubiera accedido, Obregón no habría podido ejercer de madre-abuela como hace ahora. En este caso, Aless tampoco pensó en la niña, sino en su ego por querer dejar algo suyo en el mundo y en la felicidad de su madre, que sabía que sin él estaría destrozada.