CAPÍTULO 19
La princesa del pueblo
Después de las campanadas de
Nochevieja mi trayectoria profesional seguía imparable. No lo digo yo, lo dicen las audiencias. Tanto me apoyaba el público que empezaron a llamarme «la princesa del pueblo», porque muchos veían en mi historia un cuento de hadas hecho realidad: una chica de clase humilde que había salido de la nada luchando para sacar adelante a su hija, sin renunciar a sus orígenes ni pisar a
nadie en el ascenso.
No voy a negar que ese nombre me llena de orgullo, no por lo de princesa
—aunque, ¿a qué mujer no le gustaría serlo?—, sino por lo de pueblo. Me gusta estar al tanto de lo que ocurre en la calle. Me preocupa muchísimo mi país y
estoy bien informada. Leo mucho, veo los informativos. No haber estudiado no me convierte en una ceporra que no se entera de nada y siempre he defendido a la clase obrera, a los ancianos, a la gente en paro, a todos los que injustamente colocan como inferiores.
En los medios de comunicación empezaron a estudiar el porqué de mi exito; algunos pensaban que todo era una
operación de marketing y se hicieron
hasta estudios sociológicos sobre mí.
Viendo el tirón, en Telecinco prepararon un documental sobre mi vida y mi
trayectoria. En el mismo había testimonios de psicólogos, sociólogos, escritores, publicistas, filósofos,políticos y periodistas que analizaban`las causas de por qué una chica de San Blas —o sea yo—, de un barrio de gente trabajadora de Madrid se había hecho tan popular. Decían que era un fenómeno mediático sin precedentes en este país.
Se presentó por todo lo alto el 22 de septiembre de 2010 en los cines
Palafox. Hubo una premiere, como los
grandes estrenos de cine. Fue increíble.La calle Alberto Alcocer estaba a tope`de gente; yo era algo así como la Nicole Kidman cuando va a presentar una peli.
Estuvieron acompañándome muchos amigos y toda mi familia: Fran, mi madre, mis hermanos, junto con muchos otros como Óscar Lozano, Bárbara Rey y algunos de mis compañeros de
Sálvame, etc.
Iba guapísima, llevaba un moño alto que me favorecía bastante y un mono
negro junto con unos maravillosos zapatos de color rosa que iban a juego
con el bolso. Fue una noche muy especial y posé sonriente para todos los
medios que acudieron al acto. Lo que lloré al ver muchas de las imágenes,
sobre todo cuando hablaron de mi yo más íntimo, cuando rastrearon en los
rincones de mi infancia en San Blas.Salieron fotografías de cuando era pequeña, con la música de Los Chichos de fondo, fotos de mi familia, las monjas…
Y como en este país la envidia es deporte nacional, lo que me jode es que luego me criticaran por ello. ¡Que critiquen a quien lo ha hecho! Yo no me lo he inventado, y si lo han hecho será por algo. Lo de «princesa del pueblo» lo
quisieron volver en mi contra, como si yo me lo creyera, como si yo me sintiera
superior a todos. Cuando creo que
quiere decir todo lo contrario: que soy una más, pero que tengo la oportunidad
de hacerme oír.
Aquí el camino se demuestra andando.
No me interesan los contratos que tienen los demás. En este mundo se matan todos y algunos hacen mucho daño, pero yo no quiero buscar problemas. Y que conste que yo a mis compañeros les quiero —a algunos más que a otros—, pero es que no podemos hablar de la vida de los demás con tanta impunidad, porque cada uno tiene su «mierda» que esconder o que limpiar, a gusto del consumidor.
Hay compañeros que se siguen metiendo conmigo con eso de «la princesa del pueblo». Me llaman así en plan irónico, pero me da exactamente igual. Que digan lo que quieran.
He salido hasta en la portada del
periódico Le Monde. Decían de mí que era «la reina del talk show, la gran
estrella española de Telecinco». Me dedicaron un artículo en el que se decía
que cada día la princesa del pueblo — servidora— reunía a más de dos
millones de telespectadores. Y no lo dijo un «mindundi», sino un prestigioso
columnista del diario francés que se llama Christian Salmon. Comparó mi
vida con la de Kate Moss. Según él, ambas trayectorias eran bastante paralelas. Las dos habíamos dejado atrás nuestros modestos inicios para convertirnos en auténticas «musas», seguidas por millones de personas. Sus palabras exactas eran: «Mientras la primera se ha convertido en un icono de estilo de moda y de vida, Belén ha llegado a ser coronada por sus múltiples seguidores con el título de princesa del pueblo».
También es cierto que con el documental hubo tanto revuelo mediático que se llegó a plantear que si me presentase a las elecciones cosecharía el 7,9 por 100 de los votos.
¡De verdad que flipaba! A mí no me va la política, prefiero la televisión, pero
lo mismo un día doy un susto a más de uno, y me presento.
Repito que nunca he ido por la vida como la princesa de nada; lo que pasa es
que a muchos de los de mi entorno les sienta a cuerno quemado. Me refiero a la
gente de mi alrededor, de la tele… Y como aquí el más tonto el último, también hablaron de si mi salario era justo o no. ¡Ni que yo ganara una millonada!
Y yo me pregunto: ¿tanto interesa el sueldo de Belén Esteban? A mí no me
importa lo que gana Jorge Javier o Mila, o cualquiera de los otros colaboradores
de Sálvame, y no pregunto porque no me
interesa. Hay mucho listillo suelto que piensa que aquí se gana dinero fácil. Antes, posiblemente, sí era así, pero ahora con la crisis las cosas han cambiado y mucho. La gente cree que en la tele pagan millones y millones. Oye, entiendo que soy una afortunada por mi trabajo, pero si hubiera tenido una carrera, a lo mejor me habría ido mejor.
Otros ganan más que nosotros, como los banqueros. Y además, yo no tengo una cuenta en Suiza, aunque el periódico
El Mundo haya dicho que sí —para mí
son unos hijos de…—. Escribieron que ganaba un millón y medio de euros, lo
leí con mis propios ojos: «Belén Esteban tiene paraísos fiscales».
¿Perdoneeee? Si tengo mi dinero en La Caixa de Paracuellos. ¿Eso es un
paraíso fiscal? Si no sé ni siquiera dónde están las Caimán.
¡¡Eso es mentira!! Y aunque fuera verdad, ¿me lo pagan ellos? No,¿verdad? Pues también mosqueada, no
me corté y en un Deluxe les puse a caer
de un burro, al que había escrito ese
artículo en El Mundo y también a Pedro
Jota, su director.
En mi cadena me aconsejaron que no me metiera con Pedro Jota, pero es que
en su periódico me ponían verde a las primeras de cambio.
Un día le preguntaron por mí en un
hotocall y contestó que no conocía de
nada a Belén Esteban.—Pues para no conocerme escribe usted cuatro páginas sobre mí de la A a la Z. ¿Revisa lo que se publica en su periódico? —le respondí. No me corté ni un pelo. Es que me lo puso a tiro.
Otra cosa que quiero decir es que la única princesa de España se llama Letizia Ortiz. Letizia y yo tenemos poco en común. Eso sí, hemos coincidido con el mismo vestido en la portada de la
revista Lecturas, lo que me ha llenado
de orgullo. ¡Era de Mango! Pero no hay comparación entre ambas, porque ella tiene que dar una imagen y es mucho más elegante que yo. Ya he dicho que si
hubiera querido refinarme lo podría haber hecho, pero he seguido siendo fiela mi estilo. No me gusta aparentar lo que no soy.
No hace mucho salí en la revista
QMD como ejemplo de
Letizia y yo somos muy distintas, pero tenemos en común que ambas somos dos mujeres de nuestro tiempo y de la misma generación —me encantaría
encontrarme a Letizia para saludarla. Soy superfan de nuestra princesa, pro
Letizia total—. Nos llevamos muy poco. Ella tiene ya los cuarenta y yo voy entrar en ellos dentro de nada. Hemos vivido los mismos acontecimientos de España y de fuera, y seguro que nos habremos emocionado cuando ha ganado
Nadal algún trofeo.
¡Qué fenómeno el Nadal! O la Selección en el Mundial de Fútbol. Y qué fenómeno Iker Casillas cuando le plantó ese besazo a Sara Carbonero. Lo
que disfruté viéndolo, ¡qué beso! A mí solo me ha besado así Fran. Bueno, en
o que estaba. Que al final todos somos iguales. Nobles o no nobles, salimos del
mismo lado y nos vamos por la misma puerta.
Una vez le envié a la princesa unos zapatos que promocionaba y fue flipante
lo que ocurrió, un descojone total.Estaba tan tranquila en mi casa, sonó el
teléfono, y de repente me grita la Neli que es la chica que trabaja en casa:
—Belén, que la llaman del palacio de la Zarzuela.
Yo contesté:
—Neli, usted está gilipollas.
Y entonces oigo a Fran:
—Que sí, Belén, que es verdad.
Total, que me puse y una voz me
dijo:—
Señora Belén —a mí que nunca me llaman señora—, la llamamos de Palacio.
Oye, que era cierto, me llamaba el secretario de la princesa dándome las
gracias porque le había mandado el par de zapatos. También me dijo que nos veían en la tele y me dio las gracias por defenderlos. Se lo agradecí con mucha
educación y le contesté emocionada:
—Dele recuerdos al rey, a la reina, a toda la Casa Real, a todos, de parte de
Belén Esteban. Que tengo zapatos para todos.
Me gustaría que reinaran los príncipes, quiero que el pueblo les dé la oportunidad porque el príncipe está muy preparado y este es su momento. Además, ella es de Moratalaz, al lado de mi barrio, y lo está haciendo fenomenal. Es una mujer que se ha educado muy bien para ser reina de
España y es lo que tiene que ser. Creo que lo haría fantástico. Y no soporto
cuando le dan caña. ¿Por qué no puede salir con sus amigas a tomar algo?, ¿por
qué no puede ir a la discoteca Gabana?
¡Que se debe al país!, dicen los que les critican. Chorradas y más que chorradas. Aquí algunos con tal de criticar son capaces de todo. Según está el país y nos dedicamos a chorradas. Si pudiera, a más de uno le pondría
en su sitio. Desde Sálvame o desde
donde fuera, porque yo me entero, como cualquier otra persona, y me duele lo
que le está pasando a mi país. No solo la crisis y el paro; es la corrupción. ¿Me
va a decir el Bárcenas cómo tengo que vivir? Ese hijo de… Y su mujer por
Serrano comprando. ¡Otra que tal baila!
Y pidiendo. Pero ¿qué le vamos a dar? Al hostal Nati —como dice mi madre—,
la que se afeita el chocho con Filomatic.
¿Y lo que está pasando con el Gobierno? ¿Pero esto qué es? ¿Por qué
no nos dan explicaciones? ¿Por qué el chófer le lleva ropa al Bárcenas a la
cárcel? Y Rajoy, ¿qué piensa hacer? ¡Y ahora me tengo que creer que lo que
pone ese hombre en el cuaderno es mentira! Se está viendo que es todo lo
contrario. En cualquier caso, lo que se oye de esas noticias es negativo; da la
sensación de que los políticos se burlan de nosotros y de que todos los partidos,
de nuestras Administraciones, se ha llevado algo hasta el Tato. Desde el más
pequeño hasta la Cospedal
Un día
conocí a Rajoy en el programa de Ana Rosa y vino a saludarme educadamente.
Viendo lo que está haciendo ahora, si lo sé… Todos son unos corruptos.
¡Hombre!, que mis hermanos, como otros muchos, están en paro. Y después
ves a esos viejecitos a los que les han quitado el dinero con las preferentes o
la gente que hay que no tiene para comer, yendo a los comedores sociales.
Y estos poniendo la mano: «Me lo llevo, me lo llevo, me lo llevo».
Y luego el de Caja Madrid paga dos millones y medio de fianza para salir de
a cárcel, y además se casa a lo grande.¡Que reparta ese dinero a esa gente!
¡Con el paro que hay! Escribo esto no como la persona que sale en la tele, sino como un espectador más, que está viendo a su país en una crisis muy profunda. En las noticias de Piqueras —que me gusta mucho cómo lo hace—, en Telecinco, vi una cola en una oficina del paro y la gente se tapaba la cara porque les daba vergüenza. Mi madre ha estado toda la vida limpiando, no tenía contrato y le ha quedado una pensión de viudedad de setecientos euros. ¿Quién vive con eso? Nadie. Gracias a Dios, no le falta nada porque la ayudo, porque si no sería como otras muchas viudas de España. ¡Una vergüenza!
Cuando hablo de estas cosas me enciendo, no me callo. Como la justicia en este país. Algunas cosas que hacen no tienen nombre. Para muchos casos tendrían que poner la pena de muerte.
Por ejemplo, a todos los del 11-M. A una amiga mía la mataron allí. Llevaba
tres años casada; su madre no ha conseguido superar esa pena. O casos
como lo del Bretón, el parricida de Córdoba, condenado por el asesinato de
sus dos hijos… ¡Me tiene negra! Esos abuelos tenían que haber declarado y
haber dicho: «Mi hijo es el asesino,porque se han muerto dos nietecitos
míos». Si fuera la madre, en el juicio habría quitado el biombo y le habría dicho que era un hijo de la grandísima put*. O la madre de Sandra Palo. A su hija la violaron, la atropellaron, ¿y dónde está el Rafita ahora, el principal implicado en la violación y el asesinato, después de salir del centro de menores ¿Y la de Marta del Castillo? Una madre que no ha podido velar a su hija. Lloro
cuando veo a ese abuelo que va todos los días al río. Yo los mato, si le hace n algo a mi hija. Y mato es que mato. Y, si no, cadena perpetua… El que lo haga
que lo pague.
La justicia no es igual para todos, al contrario de lo que dijo el rey en ediscurso de Navidad de hace unos años.
Aquí hay clases y clases, y hay justicia para unos y para otros no. Lo tengo más
que claro, cristalino. Como el tema de la Pantoja y la Campanario. Entiendo que
ha habido un juicio con sentencia. Pero, vamos a ver: si hubiera verdadera
justicia, la Campanario tendría que haber ido a la cárcel, porque nos intentó
robar a la Seguridad Social. ¿Es normal que la echen una multa de mil ochocientos euros? ¿Alguien lo entiende? ¿Qué diferencia hay entre la Campanario y la Pantoja? A las dos las han condenado, pero ¿de quién hemos
hablado más? De la Pantoja. Estoy segura de que está arrepentida de
haberse equivocado de hombre. Su madre está todo el día rezando. Menos
mal que tiene a su nieto para devolverle la sonrisa.
Y otro tema que me enerva:Hacienda. Hacienda, ¿somos todos?Dejadme que me ría… Yo tuve un problema con Hacienda y cuando fui a mi Administración les dije:—¿Oiga, el señor Zapatero hace la declaración? ¿Y el Urdangarin?
Y luego a mí me hicieron una inspección, y cuando fui a enterarme, me hicieron pagar por los impresos veinte céntimos, serán cabrones, encima de lo que nos sacan tenemos que pagar los impresos.
Se habló mucho de que había estafado al fisco, pero no es como lo cuentan. Otros me han criticado con este tema cuando tienen mucho que callar, porque sé de buena tinta que también les han pillado. Lo que ocurrió es que un.gestor me hizo una putada y tuve que pagar una multa de cien millones de pesetas.
Me equivoqué sin saberlo y, ¡ojo!, que lo he pagado poco a poco, hasta el último céntimo. Confié en él porque suponía que me lo haría todo como Dios manda, pero he tenido que ser yo quien ha pagado religiosamente;
sin embargo, al gestor no le ha pasado nada. Con el ciudadano de a pie no se
equivocan, pero ¡qué casualidad!, con otros sí; como la infanta y las trece
fincas que supuestamente se compraron utilizando su carné de identidad, que es superprivilegiado, cuando luego había sido un error. ¿Pero cómo pueden
producirse estos errores en una administración como Hacienda? ¿Por
qué es tan fácil que se burlen de todos nosotros?
Me parece una vergüenza lo que pagamos, porque parece que se lo lleva el Bárcenas y otros muchos sinvergüenzas de la misma calaña. Y luego se cargan a uno que vale, a Garzón. ¡Ole por el juez Baltasar Garzón! Le defenderé toda mi vida. Es el único que ha tenido coj*nes con el Caso Gürtel, no lo olvidemos. Y con los etarras, porque ¿quién ha tenido narices de meter a etarras en la cárcel? Muy bien que ha hecho en irse a América. Le apoyaré siempre. Me parece que tiene una gran personalidad y que ha hecho muy bien su trabajo y me parece muy mal que no le hayan dejado seguir.
¡Como Urdangarin! Otro que tal aila. Para mí, como para muchos españoles, todo el escándalo de Urdangarin y los supuestos cobros de dinero público para sus empresas me escandalizan. Creo que nada le ha hecho más daño a la monarquía que esto. Pero también me pregunto por qué la infanta Cristina no se separa del marido. Quizá no se separa porque él tiraría de la manta. Yo soy muy del rey, pero el Urdangarin para mí es un cabronazo. E insisto, la Cristina no se separa por lo que pueda decir el «otro». Yo creo que tiene miedo. Y la monarquía debería saber defenderse mejor. Y con todo, no estoy de acuerdo con los abucheos, ¿por qué tenemos que abuchear a la reina, a doña Letizia o al rey? Creo que el rey debe llorar en soledad. Y voy a dar la cara por él toda mi vida, porque ese hombre está aguantando, y mucho.
Y la reina, ¿qué culpa tiene? Es una madre como yo y como tantas otras, y
defenderá siempre a sus hijos. Cuando se meten con ella llamándola de todo, mi primera reacción es decir: «Señoras, ¿cuántas mujeres hay en España como
ella?». ¿Por qué ponemos verde a la reina?
Sí, el rey tiene una amiga, pero ¿cuántos hombres no las tienen?, ¿Qué
tienen problemas en el matrimonio? Otra cosa es que esa Corinna se haya hecho rica a costa de su relación con el rey. A mí toda esta situación que vivimos en nuestra monarquía me afecta, porque me gustan nuestros reyes. Y por eso me duelen los abucheos. Y reitero, en especial, lo que le hagan a la reina. Me duele mucho cuando va al Liceo y la abroncan. No es justo. Esta señora debe de estar sufriendo lo que no está escrito.
Lo de las Olimpiadas es otro tema que me tiene negra. ¡Si hubiera ido yo, nos las dan! Esa Ana Botella, ¿de qué va? Ese inglés, ¿qué es? ¿No hemos
podido dejar hablar solo al príncipe o a todos los futbolistas que tenemos,
deportistas olímpicos…? ¿Qué hace esa señora? ¿Quién ha pagado esos billetes
de avión a Buenos Aires? Porque no valen mil euros, con dos acompañantes
cada uno. Ya sabemos, señora, que en la plaza Mayor dan café con leche. ¿No
podemos vender más cosas? Si están ya el 80 por 100 de las infraestructuras
hechas aquí en España. A mí, desde,luego, el piso que iba a vender me lo
han jodido, porque ya no lo puedo hacer.
Yo, como todo el mundo, me había hecho ilusiones con las Olimpiadas.Pero, desde luego, el discurso de la alcaldesa lo que nos dejó fue un gran disgusto. Si fuera yo la que decide, no me presentaría más.
¡Es que se lo dan a Tokio con eso del gas del Fukushima,ese! Al final va a ser que es gafe la Ana Botella.
Al Rajoy no le voto: pero ni a él, nia Zapatero, ni a ninguno de estos… Amo
a España y me duele cómo la están dejando.
No puedo con el independentismo, como lo de la Diada.
Lo siento por los catalanes, porque no quiero que me cojan manía y sé que en
Cataluña me quieren mucho, pero tengo que preguntar: ¿España es un país o es una nación? ¿Qué es? O sea, que vosotros sois independientes, es decir,
que no sois España… Pero para ayudaros económicamente sí lo sois.
Entonces, ¿con quién juega el Barça? ¿Con el Español y el Sabadell? Vamos ver, ¿qué independencia queréis? Seamos un país, unidos todos, y busquemos la misma finalidad para
España. Joder, nos vamos a quedar con Extremadura, Andalucía y Levante. Eso
me parece muy mal. Me gustaría que no tuviéramos estas peleas, que luchásemos todos por un país que se llama España y dejarnos de tonterías. El Mas ¿qué hace? Si es que a su partido lo acusan de estar financiado
ilegalmente. La familia Pujol… Se lo están llevando todos a manos llenas…
Todas estas cosas, y encima con el paro que hay. Conseguir trabajo es muy
difícil, pero también hay que pagar un sueldo decente.
La hija de mi amiga ha estado trabajando en la Warner todo el verano a 4,80 euros la hora, 4,80… Y lo tenía que coger, porque si no llamaban aotra. Es menos de mil pesetas, es un insulto. Y todo se lo llevan los otros.
Por eso cuando me dicen lo de «la princesa del pueblo», pienso: sí señor,
sí señor. Y si me tuviera que dar de hostias por defender a la gente o a este
país con alguno de los sinvergüenzas que se lo llevan calentito, me daría.
¡Claro que sí!