En casa de mis padres (donde siempre hubo perro pero no entraba en la casa: hay un patio grande) en una ocasión mi hermano y cuñada llevaron (sin preguntar) un perrito. Que metieron en su habitación y lo sacaban a dar el paseíto dos veces al día y vuelta a la habitación. Lógicamente, mientras estuvieron nadie de la familia entramos a la habitación. Cuando se fueron y entramos a limpiar la he había liado! los muebles llenos de arañazos, las cortinas rotas..... Y cómo a veces no lo sacaban a tiempo se hacía pis en la alfombra: vaya olor!
Claro: en su casa se portaba bien pero se vio en un lugar extraño y las cosas cambiaron.
Mi madre no quería decir nada pero mi padre no se calló. Les dijo que ese año habían estado con el perro sin comunicarlo, que nunca más llevaran ningún animal o pasarían las vacaciones en el garaje. Nunca más.
Pues eso: cada uno en su casa hace lo que quiere pero en la del prójimo hay que respetar!
En ese caso lo entiendo, por los trastornos.
La hija lo respeta. ya ha dicho que no va.
Espero que a los abuelos les compense más el orden en casa que ver a su hija y nieta.