La semana pasada volvió a declarar Gisèle
Dominique le llevaba su helado preferido a la cama, mezclado con ansiolíticos, y ella pensaba: «Este hombre es un amor»
www.abc.es
Dominique le llevaba su helado preferido a la cama, mezclado con ansiolíticos, y ella pensaba: «Este hombre es un amor»
Gisèle Pelicot, la víctima de cientos de violaciones orquestadas por su marido cuando ella estaba bajo efectos de las drogas, ha vuelto a testificar en el juicio abierto a principios de septiembre de Aviñón, Francia, para tratar de aclarar algunos de los puntos que se han abordado en el proceso.
«Desde hace ocho semanas
he sufrido un horroroso infierno», comenzó la señora Pelicot ante el Tribunal de Aviñón, agregando: «He sido violada en un centenar de ocasiones. He sufrido una traición inconmensurable. Mi vida se ha hundido en la nada. Quise llevar a mi esposo, mi familia hacia lo alto, hacia la luz. Mi marido escogió los bajos fondos del alma humana».
Durante varias semanas, el Tribunal ha escuchado los testimonios de
Dominique Pelicot, el marido perverso, y mediador de 80 violadores, hombres de muy diversa edad y condición: jóvenes, franceses de muy distinto origen, camioneros,
padres de familia, la gran mayoría, apoyados por sus esposas, hijos y hermanas, en distinta medida. Ante esos testimonio, la presidencia del Tribunal deseó conocer el testimonio directo de la víctima, convertida en heroína nacional de la causa de las violencias y violaciones contra las mujeres.
«Desde que comenzó este juicio he estado herida, de gravedad»
Aplaudida calurosamente, a la puerta del Tribunal, Gisèle Pelicot inició su declaración en un tono grave, pero muy serena, tranquila, en apariencia, sin las gafas oscuras que ha utilizado durante semanas, cuando el proceso tomaba un rumbo de una rara brutalidad obscena. Y comenzó por recordar una decisión personal grave, valiente y muy dolorosa:
«Desde que comenzó este juicio he estado herida, de gravedad. Tomé la decisión de negarme a que este proceso fuera a puerta cerrada. Yo no tenía nada que reprocharme. Sufrí un centenar de violaciones: era difícil tomar esa decisión.
La difusión de los vídeos y las fotografías, tomadas por el padre de mis hijos, era algo difícil y doloroso para mi: pero permitía conocer la realidad».
Tras esa confesión de una decisión muy dura de soportar, la de ver, en publico, los vídeos y fotografías tomadas por un marido que la drogaba para hacerla violar por desconocidos, la señora Pelicot se refirió así sobre el padre de sus hijos: «Me llevó al neurólogo, a los escáneres cuando estaba preocupada. También me acompañó al ginecólogo. Para mí, era alguien en quien confiaba plenamente». «¿Cómo es posible que el hombre perfecto haya llegado a esto? ¿Cómo has podido traicionarme hasta este punto? ¿Cómo has podido traer a estos extraños a mi dormitorio?», ha lamentado Gisèle.
Medicamentos en su comida
Ante una pregunta del presidente del tribunal, Gisèle ha explicado que Dominique le servía medicamentos en las comidas o incluso en helados que le ofrecía después de cenar. «Ponía mucha atención en preparar comidas. Un día vino a recogerme después de un viaje y tenía listo puré de patatas, dos platos distintos, uno para él y otro para el mío. Nunca me extrañó que mi comida fuera distinta. También me llevaba mi helado favorito a la cama, yo pensaba: 'qué suerte tengo, es un amor'».
Sobre si se sentía rara, también ha comentado que «nunca sintió nada». «Nunca sentí que mi corazón se acelerara, debía dormirme muy rápido. Me despertaba con el pijama puesto. Por las mañanas siempre estaba más cansada de lo normal, pero camino mucho y pensé que era eso».
«Repetí en muchas ocasiones que había tenido suerte al encontrarte»
Directamente a Dominique, Gisèle ha dicho que «Fui una mujer feliz. Tenemos tres hijos y siete nietos. Fuiste para mí un hombre bueno. Repetí en muchas ocasiones que había tenido mucha suerte al encontrarte. Cuando comencé a tener problemas no me abandonaste. Me acompañabas al ginecólogo. No comprendo cómo pudiste traicionarme de ese modo, como pudiste hacer entrar a esos individuos en mi habitación. Es una traición inconmensurable. Pensaba terminar mis días con un señor. Hoy, mi vida ha caído en la nada. Siempre quise llevarte hacia lo alto, la luz. Tu escogiste los bajos fondos del alma humana».
Tras esas frases, dirigidas al padre de sus hijos, de entrada, Gisèle Pelicot se dirigió a las esposas, hijos y hermanas, que han intervenido en el proceso para intentar defender a «honestos padres de familia», que violaban a una mujer drogada mientras el marido fotografiaba escenas sadomasoquistas.
MÁS INFORMACIÓN
La señor Pelicot, se dirigió a esas esposas, compañeras y familiares con serena dignidad, de este modo: «A esas mujeres, esas madres, esas hermanas, que dicen que su esposo, su compañero, su hermano, es un hombre excepcional, me gustaría decirles que yo también tenía un hombre excepcional. El violador no es solo el que está en una calle oscura, también es el hombre que vive con sus familias… Cuando se ha sido violada, se siente vergüenza. Son ellos, esos padres de familia, los que deben sentir vergüenza. No hablo con odio ni cólera.
Expreso mi voluntad y determinación para que esta sociedad cambie».