No, yo siempre he sido muy difícil de manipular y ella me mataba a miradas de te odio o me incomodaba a la hora de la comida siguiendo todos mis movimientos, si no lo has vivido no sabes lo desagradable que es sentirse observado mientras comes...
Yo le tenía afecto y la cuidé en la medida de mis posibilidades, como lo haría una hija, pero no por encima de nuestra salud física y mental ella nos manipulaba descaradamente.
Hasta el punto de qué tenías que abandonar el trabajo y hacer 20 kilómetros para ir a abrirle un zumo o cortarle la comida y dársela en la boca o no comía, así que le puse una cámara para ver el grado de manipulación, ya que sospechaba que nos estaba engañando y lo primero que grabe fue a la señora levantándose para bajar la cámara , caminado sin dificultad y cambiando canales en la TV.
Así que lo hablemos con ella y lo negó todo a pesar de ponerle las imágenes según ella, yo mentía.
A partir de ese momento empieza a fingir caídas en el baño, en el pasillo caía siempre sentada en el suelo sin morados y con el teléfono en la mano para llamarnos y que dejásemos lo que estábamos haciendo para socorrerla.
Enfrentaba a la familia hijos y nueras divide y vencerás cuando le tocaba en casa del otro hijo.
Tenía una personalidad narcisista perversa, hizo todo el daño que pudo
Era muy cruel con los animales, tipo tirar pastillas al suelo y pisarlas a ver si el gato se intoxicaba o darle un bastonazo y llamarte diciendo vente corriendo el gato tiene sangre en la cabeza.
Disfrutaba con el sufrimiento ajeno y le molestaban la alegría y las muestras de afecto.
Yo acabe pidiéndole que se fuese a su casa.
Pero mis cuñados se la llevaron a vivir con ellos a tiempo completo
Y le pusieron un cuidador que podía haber tenido en su casa igualmente, pero la escusa de nuevo era que no podía mover nada y que necesitaba que la ayudasen en todo.
Hasta que mi cuñada cogió depresión de caballo y casi se suicida, la suegra la había suplantado, desayunaba con su hijo, hacían los menús juntos, decidían cada cosa que se hacía en la casa, mi cuñada era una alma en pena, sin sitio en su casa ni voz ni voto.
Tuvieron que intervenir mis sobrinos y hablar con su padre porque mi cuñada se suicidaba literalmente y mi cuñado no se estaba dando cuenta de nada le había comido el terreno hasta ese punto.
Acabaron internándola en una residencia en la cual fue famosa por sus peleas con internos más jóvenes que ella a manotazo limpio.
Los hijos y nietos fueron distanciándose hasta que al final iban de uvas a peras.
Siempre pensé que debía haberse ido a su casa con una cuidadora, tal y como le planteemos en su momento, pero le rentaba más la maldad hasta que le estallo en la cara.