La guardia cerdoriana del bisho da mucho asquete, es notorio que son reclutados a su imagen y semejanza.
Muchos de ellos está claro que se están jugando la bellota de cada día con esto, de ahí los nervios y la provocación. Además del condumio, quizás interesen más en el procedimiento, al tiempo.
Hay otra estirpe de hihoputas que son malos gratuitamente, por entretenimiento, humillan a la víctima mientras ríen nerviosos como hienas carroñeras, son el mal por el mal, buscan enfermizamente sus pequeños malignos placeres y no conocen la empatía. Ocupan plaza de niño en los botes salvavidas del Titanic, se cuelan igual en el Mercadona que en la consulta del podólogo, no dejan nunca propina, si te descuidas se llevan la de la mesa de al lado, se tiran pedos en el autobús y miran distraidos el móvil, te defraudan a Hacienda lo mismo que te piden una prestación social, no se paran en los pasos de cebra aunque haya una viejilla con cachaba o un jubilado cargado de bolsas y leen este hilo mientras acarician a su gato. Se trata de una parasitaria forma de vida, unos paradójicos lobos aborregados. Son un residuo moral del occidente que mira a otro lado ante el mal ajeno encontrando siempre culpable de su desgracia al otro, a ellos nunca les pasaría por creerse superiormente merecedores de algo que es sólo su azaroso destino. El mal necio y gratuito existe y este mal son ellos.
También tenemos a otros, mucho más prácticos, que persiguen que se origine jurisprudencia de traicioneros matamujeres babosos que salen impunes para tenerla a disposición en su propio beneficio en cualquier momento.