46000 muertos. Pongamos que es una cifra exageradamente falsa. Pongamos 25000 muertos. Cada vida vale, la de los rehenes y la de los civiles. Pero a 25000 muertos sale el cambio.
Ni proporción, ni justicia, ni moral.
Se te llevan a tu familia que estaba durmiendo en casa, en época de paz, y los secuestran unos terroristas. No hay proporción que valga, revientas todo lo de los captores hasta que te los devuelvan.
Aún así, me parece horrible que mueran los hijos de los terroristas, son inocentes y no se merecen tener los padres que tienen.
Pero:
- si eres un terrorista deberías tener claro que es bastante probable que vengan y te revienten la casa. Y si eres la mujer de un terrorista también deberías saber a lo que te expones, y que estás exponiendo a tus hijos también. Sácalos de ahí. No tengas hijos con ése malnacido. Aunque para ellos, ése es el camino y bien hecho está.
- mis hijos, mis familiares, los míos, no es que valgan 25.000 vidas ajenas. Es que valen el mundo entero. Si yo estuviera a cargo de unas personas y se los llevan, y no los sueltan porque no me sale de los huevos, hasta que no los suelten no paro. No hay número que valga para decir "ya he empatado". Es que quiero que los suelten, no es una venganza.
- los rehenes se han cambiando en anterioridad por cientos, luego miles de personas. Y no un rehén inocente por otro inocente, sino por personas convictas, varias, cientos de ellas, que estaban en la cárcel por delitos de sangre. Y esto nos parece bien, te cambiamos a un inocente por cien asesinos, por mil. Pero devuélvelo vivo.
E incluso se ha hecho por los cuerpos de rehenes muertos. Y han devuelto a unos niños en cajas de explosivos. Y el candado tenía la llave equivocada que no abría la caja. Y en vez de a su madre estaban bromitas y enviaron otro cuerpo.
¿Cómo esperan que no se encabronen en esas condiciones?
Lo suyo hubiera sido: mira, tenemos tus rehenes, nos lo hemos llevado por X (sea razonable o no). Entrégame X asesinos de los que tienes en la cárcel y te devuelvo a uno de los tuyos. Aún no siendo justo porque es un inocente por un asesino convicto. Sin espectáculos, sin trampas, sin bromas macabras. Se cambian los unos por los otros y cada uno a su casa, y dios en la de todos.