Un hombre al volante en
graves apuros económicos, que había confesado a sus allegados que
recibía amenazas de muerte. Un 'te cuelgo' al amigo con el que hablaba, porque el chivato del coche le marcaba
presión baja en los neumáticos. Una
'ejecución profesional' en la cuneta. Un
tiro en el pecho, a quemarropa, con un arma pequeña. Un cadáver tendido bocarriba, junto a los faros encendidos de su Mercedes.
Y dos grandes preguntas sin respuesta:
¿Quién y por qué mató a Arturo Torró, el exalcalde de Gandía del PP?
El asesinato del exedil y empresario presenta todavía
más interrogantes que certezas. La Guardia Civil analiza de forma minuciosa las últimas horas de vida de Torró con el objetivo de encontrar al autor o a los autores del minucioso homicidio.
La investigación apunta a una 'ejecución profesional' del exalcalde de Gandía tras recibir amenazas de muerte
Arturo Torró
comió con su pareja y se dirigió a la localidad de Sueca, donde se encontraba uno de los negocios ópticos que controlaba. Allí departió hasta bien entrada la tarde. Y
en el recorrido de vuelta a Gandia, en la A-38 que tantas otras veces había recorrido de forma rutinaria, se topó con una trampa mortal.
Torró se encontraba al teléfono cuando le saltó el chivato de la presión baja de los neumáticos. Se despidió con un
‘te cuelgo, luego te llamo’. Jamás pudo cumplir esa promesa. Eran casi las 20:00 horas del miércoles.
Nada más se supo de Arturo Torró en las dos horas posteriores. Y eso llevó a que saltaran todas las alarmas en su casa.
Torró siempre respondía al teléfono, aunque fuera para decir que llamaría más tarde. El silencio por su parte era una gran anomalía. Tanto, que solo dos horas sin contacto bastaron para que comenzaran a buscarle.
Según trasladan a EL ESPAÑOL fuentes del entorno del exalcalde, su pareja habló con el amigo de la última llamada, y este le contó el episodio de la presión baja de las ruedas. La mujer, muy preocupada, no lo dudó y
salió en su búsqueda a la carretera, sin más guía que la intuición.
Recorrió, a la inversa, el trayecto que Torró debía hacer para volver desde Sueca a Gandía. Y pronto divisó el Mercedes, con los faros encendidos, en el arcén del kilómetro 37 de la mencionada A-38.
Punto kilométrico en el que fue encotrado asesinado Arturo Torró. EP / Jorge Gil 2
Fueron momentos de tensión en el vehículo de la pareja de la víctima, que salió junto a su hermana en busca de Torró. Tuvieron que llegar hasta la conexión de Xeresa con la AP-7 para hacer un cambio de sentido. Los
alrededor de cuatro kilómetros, dos de ida y dos de vuelta, resultaron interminables para ambas mujeres.
Seguían llamándole. Nada, no respondía. Al llegar constataron que, como les había parecido,
no había nadie en el interior del coche. Los faros estaban encendidos. Las puertas, cerradas. Pero al inspeccionar los alrededores constataron el horrible crimen. Su propia pareja lo encontró ejecutado.
Arturo Torró yacía bocarriba, a pocos metros del coche,
con una herida en el corazón. Estaba muerto. Los servicios sanitarios que acudieron a la escena del asesinato solo pudieron constatar su muerte. Había sido asesinado a traición, en la carretera.
Eran alrededor de las 22:00 horas, pero el crimen no trascendió hasta el día siguiente, cuando la Onda Naranja Cope Gandía reveló el cruel asesinato que ya había conmocionado a la familia.
Torró era padre de dos hijos con su exmujer, con la que tenía una buena relación.
Las primeras pesquisas contemplaban alternativas al disparo. No descartaban que pudiera tratarse de un objeto punzante el causante de la profunda herida.
Búsqueda de pistas en la cuneta donde asesinaron a Torró. EP / Jorge Gil 5
Ya en el Instituto de Medicina Legal, a donde fue trasladado el cuerpo ante la imposibilidad de inspeccionarlo de noche en la escena del crimen, constataron que sí, que
se trató de un arma de pequeño calibre. No se descarta incluso que pueda haberse empleado una pistola de balines, manipulada para causar un daño mayor.
La inspección ocular llevó inicialmente a los investigadores a
considerar que había sido estrangulado, si bien atribuyeron después las marcas que presentaba en el cuello a la presión sobre las cadenas que él mismo portaba.
Estas marcas representan una de las incógnitas por resolver.
¿Por qué lo cogieron por el cuello si iban a darle un tiro en el pecho? ¿Fue una sola persona o fueron varios los asesinos?
Otro de los enigmas surgió al inspeccionar el vehículo. El Mercedes de Arturo Torró estaba intacto.
Sus ruedas, al menos aparentemente, no habían sido pinchadas. ¿Qué pasó realmente entonces cuando tuvo que colgar a su amigo? ¿Logró reparar la avería antes de que lo asesinaran o fue una falsa alarma?
Sin cámaras
La investigación de la Guardia Civil trata de esclarecer estas lagunas. La
ausencia de cámaras de seguridad en el punto donde se cometió el crimen dificulta la labor a los agentes, que han recurrido a las grabaciones de las que sí disponen áreas de servicios cercanas, donde no se descarta que Torró pudiera parar a reparar la incidencia de sus neumáticos.
En el sentido entre Sueca y Gandía hay varias gasolineras, entre ellas una Repsol y una BP. También algunas áreas industriales.
Los agentes encargados del caso también están
recabando información sobre los últimos días de Torró. Como informó este periódico, el exalcalde de Gandía había recibido amenazas, si bien en este caso
no las había denunciado ante la Policía, como sí hizo durante su etapa política.
En 2012 sufrió pintadas amenazantes, grafitis con su nombre y una diana, en la sede local del PP.
Pintada en la sede del PP de Gandía. EE
Se desconoce por el momento la razón por la que Torró no denunció lo que sí comentó a algunos allegados.
Tal vez no le dio la suficiente importancia, o tal vez priorizó que no trascendiera el motivo por el que le estaban amenazando.
Arturo Torró sufría graves apuros económicos desde hace más de una década. Según precisan a EL ESPAÑOL fuentes próximas a la víctima,
realizó una inversión millonaria preferentes de Bankia, el fatídico producto financiero que a tantos arruinó.
El exalcalde, que era una persona abierta, presumía en multitud de foros de haber realizado una gran inversión en preferentes, pagada en buena medida con un crédito de la propia Bankia que entonces lideraba
José Luis Olivas, político del PP con una estrecha relación con Torró.
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Torró exhibía abiertamente de que l
a rentabilidad de las preferentes rebasaba ampliamente los intereses crediticios a los que hacía frente. “Cuando me levanto por la mañana ya he ganado dinero”, solía decir.
Fue un abultado error que cambió por completo el paradigma económico de Torró, que se encontró, de pronto, con
una deuda millonaria a la que no podía hacer frente. Pronto comenzaron los impagos en sus negocios.
El principal hito empresarial del exalcalde de Gandía fue
la construcción de la marca de ópticas Más Visión. Consistió en una gran asociación de pequeñas ópticas, inicialmente bajo el paraguas de una cooperativa, que después se expandió con la apertura de establecimientos con la modalidad de franquicia.
Arturo Torró, en una imagen de archivo. Efe / Natxo Francés
Una de las claves de su éxito fue
la creación de una central de compras. Adquirió gafas de China, a un coste muy económico pero con muy buena acogida en el mercado. El margen se disparó. Llegó a tener un pequeño ‘imperio’ de más de 300 ópticas en decenas de países.
La discordia llegó cuando
decidió traspasar la central de compras al recibir una importante oferta por ella. Hizo un buen negocio, pero algunas se opusieron y denunciaron. Hubo que indemnizar a los díscolos.
Según cuentan personas próximas a Torró,
sufría para hacer frente a sus deudas, pero las afrontaba con el arrojo empresarial que siempre le caracterizó.
Era un comercial sin igual, capaz de exhibir liderazgo incluso en sus peores momentos. Lograba socios como nadie.
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Llegó a pedir dinero a amigos, pero siempre exhibía la liquidez propia de un empresario de éxito con un importante proyecto entre manos. La excentricidad más grande que se le recuerda es
su participación en una de las pujas por el Valencia CF junto a un fondo americano en 2014, año en el que, precisamente Bankia, terminó vendiendo el club a Peter Lim.
También tuvo varias empresas del sector funerario, entre ellas la fabricante de ataúdes
Maderarte y Tableros Puixa SL, comprada al expresidente de la Diputación de Valencia,
Alfonso Rus.
La suspicacia más extendidida desde el crimen, en absoluto contrastada hasta la fecha, es que Torró pidió dinero a personas peligrosas que le habrían castigado con la muerte por no afrontar los pagos. Los investigadores investigan
si pudiera tratarse de un ajuste de cuentas, sin ningún indicio claro hasta la fecha.
A nombre de terceros
En la actualidad, Torró, que llegó a tener decenas de negocios a su nombre, como máximo accionista o administrador,
tan solo consta en activo en siete pequeñas empresas del Registro Mercantil, el grueso relacionadas con las ópticas, el negocio que le llevó a la cima.
Su entorno confiesa que gestionaba muchas firmas y establecimientos que, oficialmente, constaban a nombres de terceros.
Su último contratiempo, judicial y también económico, fue la condena a la pena de tres
años y medio de prisión por un delito de malversación en la adjudicación de los servicios de comunicación audiovisual entre los años 2012 a 2015 en el consistorio, el llamado
caso Tele7. Al quedar un recurso por resolver, la sentencia no era firme y no había entrado todavía a la cárcel.
El
exalcalde cerró la televisión municipal,
Gandia TV, tras la histórica victoria del PP en las elecciones municipales de 2011, y la adjudicó a una empresa privada. Torró acabó abonando años después
480.000 euros a la mercantil tras firmar un documento "
sin que existiera cobertura legal para el pago", según concluyó el tribunal. La firma permitió a Torró "
conseguir atender intereses particulares y no públicos".
Por esta condena sufrió
un embargo de 223.400 euros por parte del Tribunal de Cuentas cuando todavía debía 350.000 euros al propio Ayuntamiento de Gandía. Sus mayores problemas económicos, sin embargo, derivaban todavía de la ruina que sufrió con las preferentes de Bankia.