Pues, estoy contigo,
@EliLopez, yo también la detesto “cordialmente” por ser tan tóxica, tan falsa, tan prepotente.
Y puesto que viene muy a cuento con lo que en este hilo estamos comentando, opino que el cine en sí no ha cambiado, pero la manera en cómo lo consumimos sí y MUCHO. En esta era de la hiperconectividad, una película no termina con su última escena, al contrario, más bien, cobra vida cuando el público dejamos de verla solo como ficción y se convierte en un espacio de debate ideológico. En ese enfrentamiento, nadie queda indiferente.
Yo que vi la película y dos veces (simplemente por el hecho de ratificar que no daba crédito a lo que vi), llego a la conclusión de que ‘Emilia Pérez’ combina elementos de racismo, transfobia, exotismo y una visión exageradamente dramática de las identidades de género.
El film éste representa una feminidad trans bastante fake, además de que proyecta una visión muy condescendiente sobre Latinoamérica, y concretamente sobre México — que es más Norte América que Latino América, geográficamente hablando—. Es tan insultante el argumento de esta peli que, sin exagerar, es el equivalente cinematográfico de un restaurante mexicano en París: una representación artificial, construida a partir de estereotipos, como estereotipadas/os son sus personajes.
Algo ha salido mal, muy mal en esta película. Y no es de extrañar con Audiard como su director.
Este director (bastante) famoso, tengo que reconocer que es un cineasta que ha demostrado talento y valentía en cada película,
peeeero también es un francés convencido de que Europa sigue siendo el centro del mundo.
Recuerdo ver una entrevista en donde trató de justificar por qué ‘Emilia Pérez’, una historia sobre el narcotráfico en México, se filmó en Francia. (Me parece INAUDITO):
“México era demasiado real, demasiado común, demasiado mundano”, llegó a decir con la tranquilidad de quien cree que la estética es solo una cuestión de gustos, sin consecuencias. En fin

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Sus palabras encendieron las redes. La comunidad latina no tardó en notar un tono de desprecio en su comentario, toda una mirada colonialista disfrazada de libertad creativa. Audiard pidió disculpas, pero el daño ya estaba hecho. Lo mismo que le ocurrió a KSG con sus Tuits y su comportamiento.