Mi abuela solía decir que a la vida se viene a sufrir, no a vivir. Y lo tuvo todo: marido excelente, 4 hijos, situación financiera buena, etc... y lo pasó realmente mal. Conozco a mucha gente que en apariencia lo tiene todo pero no son felices.
Yo intento no compararme. Me faltan muchas cosas que siempre he querido y tengo otras que jamás habría imaginado que las tendría (un hijo). Soy feliz algunas veces y otras veces no, pero no me importa. La felicidad no puede ser un estado permanente, es imposible. Soy feliz cuando veo una serie que me gusta, cuando paseo junto al mar, cuando hablo con un buen amigo. A veces soy infeliz en casa con mi marido porque tenemos un mal día, o porque no nos ponemos de acuerdo en los planes para las vacaciones, o cualquier otra tontería. Envidio cosas de mis amigos solteros: salir de fiesta sin preocupaciones, comer cuando les da la gana, no estar atados a nadie y la libertad en general. La libertad es muy importante para mí y he perdido mucha desde que soy madre y desde que estoy casada. Siempre hay que pensar en la familia al hacer cosas o tomar decisiones. Incluso en mi trabajo (que me hace feliz) no me puedo relajar completamente porque estoy pensando en lo que tengo que comprar al salir, qué vamos a cenar, etc... mientras mi marido se encarga de ir al colegio y volver. No soy más feliz que mis amigos solteros, al contrario.
No hay nada escrito. En ninguna parte dice que tenemos que tener familia, o esto o aquello. Somos todos distintos y nos hacen felices cosas distintas. Lo que más feliz me hace es viajar sola, los cafés con amigos (sin familia) y leer. Son los momentos en los que desconecto y soy solo yo, no una madre o una esposa. Busca lo que te hace feliz a ti, sin compararte con otros y sin pensar en lo que la sociedad espera de nosotros. El fin último del ser humano es diferente para cada persona.