Bueno, yo aquí es que uso un recurso bastante límite, porque siempre he tendido a la impulsividad emocional y me sirve para calibrar la importancia de las cosas.
Un ser querido puede actuar de una manera que nos parezca mala, no ver a los perros como parte de la familia, pero sigue siendo alguien que nos quiere y a quien queremos.
Mi método extremo es pensar qué pasaría si esa persona se muere, me arrepentiria de no haber tratado de acercar posturas, de tratar de encontrar un punto medio? Si la respuesta es que sí, trato de buscar soluciones intermedias. Si es que no, entonces no muevo un dedo, porque la afrenta ha sido tan mayúscula que opaca el amor por esas personas.
Como digo, a mí me ayuda a poner perspectiva.
Gente malita de la cabeza.
Yo últimamente he flipado con los ataques de chimpancés domésticos. Son muy traicioneros.