Yo me doy mucha pena a mí misma. Siento que he tenido toda la vida muy mala suerte, me han pasado muchas cosas malas y muchas personas me han tratado muy mal. Me considero muy buena y que no me merezco todo lo que me pasa. A la gente le incomoda mucho cuando digo que soy una desgraciada, pero soy la pura definición de la palabra. Hace poco una persona me dio la mano y me dijo que era una sobreviviente, que estaba convencida de que algo bueno me espera en la vida para compensar todo lo malo que me ha tocado vivir con anterioridad. Yo no pierdo la esperanza de que así sea, tengo fe. Pero es verdad que siento mucha pena y tristeza por mí misma, lo llevo lo mejor que puedo. Sonrío y lloro cada día a partes iguales. Aunque lo principal, y lo repito siempre, es que vivo muy tranquila y en paz conmigo misma. Eso es muy valioso.