Esa persona desapareció de la noche a la mañana prácticamente dos meses.
Un día de la nada volvió a aparecer y a hacer lo mismo, prometer que esa semana nos veríamos para devolverme mis cosas, y volver a desaparecer.
Y yo, que ya había consultado qué hacer, puse un límite, por supuesto pisando cáscaras de huevo, intentar ser comprensiva, tolerante, empática y asertiva en esa situación, ser diplomática. Ya hasta había pedido la intervención de terceras personas sin éxito y había agotado todos los recursos. Denunciar pues imposible. Ojalá.
Está bien si decide no tener responsabilidad afectiva, dejarme en visto, hacer ghosting o hablar mal de mí a quien quiera escucharla. Si quiere pensar que soy la mala de la película o si no quiere tener ninguna conversación madura y adulta, aunque sea difícil o incómoda, también está bien.
Sin embargo, le pedí que por favor cumpliese con lo prometido, al menos, y le dije:
Dejemos de ser amigas de una vez por todas. Me haces daño emocional con tu comportamiento de desaparecer, aparecer solo para decir que vamos a quedar, y luego darme largas para volver a desaparecer, y ver cómo tus amigos dejan de dirigirme la palabra.
No me salía expresarlo de otra forma.
Ella saltó a la defensiva días después haciéndose la víctima y poniendo en práctica el famoso gaslighting, como inventarse que era yo la que quería que ella se alejara.
Dejé espacio, me deshice en explicaciones comprensivas y asertivas de Manual de Psicología sobre Comunicación Respetuosa, tipo, entiendo que veas las cosas de esa manera, pero mi mensaje no buscaba atacar ni herir, solo expresar cómo me he sentido y me siento. Es evidente que tenemos percepciones diferentes y vivencias diferentes y quizás es mejor así, dejar las cosas claras, yo no sé cómo arreglarlo, bla ble bli blo blu.
Y cómo último recurso, ya que nadie iba a intervenir, decirle que lo dejara todo en un lugar concreto en un plazo de tiempo.
Lo único que he conseguido ha sido un bloqueo de su parte, una campaña de difamación, una herida de traición y de abandono y la frustración de hacer las cosas bien igual a no tener resultados, hacer las cosas desde el ego y la soberbia igual a salirte con la tuya.
Espero que está historia le sirva a alguien al menos.