En Canadá, que no sé si todo el mundo es así, viví una situación como sociedad admirable. En Toronto. La gente hablaba a los homeless con muchísimo respeto. Les compraban menús enteros para ellos, nada de restos. E incluso, en restaurantes en los que estuvimos, les invitaban a comer en el comedor de los camareros. Imagino que se conocerían. Es cierto que el alcohol no es tan accesible como aquí. Su compra está muy limitada. Los homeless eran gente que se ve que lo estaba pasando mal a nivel económico pero que no estaban perdidos de la vida. Con esto no quiero decir que la gente de aquí sea peor por haber recurrido al alcohol para aliviar su situación. Está claro que no todos son así, y que si los canadienses pudiesen beber vino para olvidar seguramente lo harían. Pero el hecho de que el alcohol esté limitado hace que la gente sea mejor. O no sea peor.
Os he soltado un speech que poco tiene que ver con el tema. Pero me apetecía compartirlo porque la situación me dió mucho que pensar.