Me ha recordado a una tía de mi pareja.
Tenía mucha pasta porque no gastaba, sólo en mobiliario y menaje que se iba a firmas caras; sin embargo su casa era un museo: no utilizaban el gran salón para no estropear las cosas y cuando recibía visitas, las metía en una salita aunque estuvieran prácticamente sentados unos encima de otros.
Casi al final de su vida se compra un pisazo en una zona de lujo por invertir su dinero.
Por desgracia, enferma y fallece; era soltera sin hijos.
Sus hermanos heredan los pisos que venden enseguida y los sobrinos se quedan objetos que quieren.
Nosotros nos llevamos 2 sillones del gran salón, nunca utilizados, para nuestra casita de campo a los que les damos tralla y obviamente se sienta quien quiera.
A veces pienso que si ve cómo se está dando uso a todo, estará maldiciendo a la familia
Es de pena.