Había de todo... Yo he oído preciosidades que te animaban el día y burradas de irte a vomitar y querer darles una patada en losYo también soy de aquellos años, y era asqueroso cómo todo tío que se cruzará se sentía con derecho a opinar de tu cuerpo y a babosear. Eran comportamientos muy muy generalizados y que por desgracia se normalizaban.


Pero ahora, también parece (a veces) que ni las preciosidades te pueden decir... Chuminadas como lo de vete por la sombra que un bombón como tú se derrite, y otras cursiladas (picantillas o no) ya parece que dan miedo decirlas. Y luego es que las mujeres - y generalizo, lo sé, y no es bueno - podemos decir lo que sea... Entiendo los matices y las circunstancias, de veras, supongo que hasta que todo se equilibre y se naturalice y se destierre las


Pero ahora parece que seamos o unas ñoñas que no sepamos responder ni actuar y se nos engaña enseguida o unas antipáticas mantis que ojo cuidado el acercarse a pedirnos la hora o rozarnos la mano o decirnos guapas, que ya ves qué insulto y degradación.
Es una sensación y opinión personales, nada más. No niego ninguna experiencia, buena o mala.
Y el Jimmy, puff, ni antes ni ahora me gustaba cómo hablaba y trataba a hombres ni mujeres. Siento sus circunstancias familiares... estar sin hablarte con tus otras morcillas (personas de tu sangre) duele. Siempre pensamos que la sangre une, y están para decir lo bueno y lo malo, pero así es la vida