Cuando yo era joven hablar de Vargas Llosa y de García Márquez era como hablar de Messi y Cristiano Ronaldo. Imposible ser más superestrella.Ya cuando murió García Márquez lo noté todo bastante frío. Hoy muere Vargas Llosa. No sé en otros países pero en España parece que ha muerto un hombre del tiempo de la tele, sobre todo para los jóvenes.Hemos creado una sociedad de analfabetos.
No, la sociedad iletrada pregunta: ¿Mario Vargas Who? Y para ubicarse, les tienen que contestar: el ex de la mamá de Enrique Iglesias. En un par de años, ni esa referencia será suficiente. ¿Enrique Who? Si no se habla de esa persona en un streaming ya no será relevante. Los jóvenes ya no ven tele, hasta Isabel es producto de otro tiempo, que sobrevive gracias a que todavía existen el Hola y unas cuantas revistas más. No, lo que le pasa a él se llama Sociedad del Espectáculo: la parte banal pero tremendamente mediática de su existencia devoró otras facetas y eso no es un fenómeno nuevo. Cuando otros Premios Nobel se mueran, la gente va a seguir diciendo ¿Quién es? Pero no necesariamente se va a hablar de sus relaciones personales por muy escandalosas que hayan sido. Se habla de ellas en la medida en que fueron mediatizadas. Ahí está de ejemplo Paul Auster, falleció y aunque se habló de las trágicas muertes de su hijo y su nieta, eso no devoró su carrera, porque no había nadie haciendo caja de ello en medios o redes sociales. En los medios se lo trató siempre como el gran escritor que fue, aunque millones siguen sin saber quién fue él.
Mario Vargas Llosa fue un gran escritor, pero la realidad es que en los últimos tiempos su faceta de personaje de la crónica rosa devoró en España sus otras facetas y eso fue en parte su decisión. Una cosa es enamorarse de Isabel, otra hacer la vida de Isabel y él hacía cosas que estaban por debajo de su nivel de Premio Nobel y que no necesitaba, como la horrible entrevista que le hizo Tamara en la biblioteca de Boyer. No había necesidad y los únicos que le sacan provecho son los medios cada vez más superficiales y esa superficialidad no es de ahora, además tiene un montón de razones, pero es funcional al actual momento político y cultural, tampoco lo vamos a negar.
Ahora, dije España, porque en otros lados Isabel Preysler importa un moco. Sólo la recordamos quienes tenemos 40 años para arriba y en nuestras casas se compraba el Hola. A Tamara se la conoce pero porque le pusieron los cuernos y luego perdonó al novio. Ese tipo de noticias en estos tiempos tienen un filón: alimenta la discusión en redes. No, en otros lados, la realidad es que de lo que se está hablando es del Mario Vargas analista político y ahí se arma una grieta, que se ensancha con otras grietas (El Trumpismo, el Uribismo, el Petrismo, el Kirchnerismo, el Bolsonarismo, los Libertarios...). Yo sé que hay gente que me va a poner aspas porque no escribo una carta de amor a Vargas Llosa y entenderá eso como odio. Y no, no lo odio. Al contrario, como decía su faceta como ensayista me gusta y me ha ayudado mucho, más que su faceta como escritor de ficción. Pero sí vamos a hablar de cómo se lo recuerda, así es cómo se lo recuerda, porque no era solo escritor. Su vida fue muy rica en facetas y algunas de esas facetas son divisorias. Eso no debería empañar el conjunto de la obra. Yo siempre he sido una defensora de la recepción crítica: se puede disfrutar de la obra de un personaje, sin engañarse sobre las circunstancias de su existencia.