¡Cuánto lo ha amado!
Tanto, que fruto de tanto amor el ha envejecido prematuramente, se le ve un hombre feliz , realizado, más seguro y mejor plantado que cuando era el soltero de oro.
Y como todo lo ha hecho ella por amor y por su bien, lo deja en evidencia, lo regaña y malmodea como una madre impaciente pero al fin madre. Le enseña el rigor de la vida, sacrificándose ella misma, equivocándose para enseñarle: " así es como no debes actuar".
Los supuestos cuernos no son tal. Es un entrenamiento para cultivar la bondad y saber compartir con otros. No lo que te sobra, sino lo que quieres y valoras. ¡Y el perdón! El perdoooooón.
Cuánto ha sacrificado ella por él. Su libertad, porque pudiendo andar con 20 si fuera ciudadana privada, solo se permite uno que otro discretamente. Con su belleza y ese poder de atracción y no poder explotarlo. ¡Chin!
Y no come azúcar, ni fritos porque una reina a lo Maria Teresa de Luxemburgo es imperdonable. Ahí va ella, sacrificando su buen diente ( come como una lima, dicen) , dejando que la operen y le inyecten para nunca envejecer y ser la reina más vistosa.
Sus pies soportan el dolor de alzarse en sendos tacones por amor, la fuerza motora de las almas sensibles.
No sigo.
Sin acritud, Nana. Pero me lo pusiste como dicen en el fútbol " de a pechito ".