"Se trata de una zona a unos 25 minutos a pie de donde desapareció Émile, un paraje con "mucha pendiente" y que en verano tiene "mucha vegetación", agregó.
El fiscal indicó que la zona está dentro del perímetro en el cual se realizaron varias batidas el pasado verano, pero reconoció que no se puede garantizar que entonces se cubriera "cada metro cuadrado" de la zona marcada, y también aventuró que
las altas temperaturas pudieran haber perjudicado el trabajo de los perros rastreadores."
El cráneo del pequeño Emile presentaba restos de mordiscos, con "pequeñas fracturas y fisuras post mortem", según uno de los pocos datos aportados
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otro:
"Sin embargo, dos días después, fue una mujer presentada como
una excursionista la que encontró el cráneo en un camino empinado bastante alejado del pueblo y que ya había sido rastreado en julio y lo entregó a las fuerzas de seguridad."
Los exámenes de los restos no han revelado «ningún traumatismo»
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