De todos modos prima, y por aconsejarte evitar un error común que todes solemos cometer. Ls relaciones no funcionan sólo por quererse mucho, funcionan principalmente porque cuando hay problemas ambos dan el tipo, porque la comunicación es buena, porque hay confianza en el se cumple lo que se dice...es decir, cuando las dos personas realmente están maduras para sostener una relación adulta en igualdad de condiciones.
A menudo nos juntamos con personas que no hubiéramos elegido porque nos vienen en un momento de cierta carencia dándonos atención y cariño...y como en el fondo no nos acaba de gustar esa persona por sí misma, esperamos a que nos "conquiste" (vamos, a que nos convenza). Y luego sin saber cómo acabas metida en una relación medio absurda, donde lo único que te sostiene es que ya dependes emocionalmente de esa atención y de ese cariño, pero no paras de ver cosas que te decepcionan. Porque en el fondo, no estás con esa persona porque te encanta como es, sino por lo que te "da". Vives en una perpetua disonancia entre el "no me gusta como pareja" y el "me quiere mucho", disonancia que, mucho me temo, nunca se llega a resolver.
Por esto y por otras razones, nunca me han gustado las historias esas de "yo era reacia y me insistió tanto que al final me conquistó". A mí no me gusta que me conquisten. Yo quiero escoger con los ojos abiertos con quien quiero compartir mi vida, no que nadie me dé la turra hasta que no sepa vivir sin que esté ahí todos los días dándome las buenas noches, aunque en el fondo le siga viendo con alguien un poco por debajo porque nunca me acabó de gustar del todo.
Conquista mutua o nada. El amor es más fácil que todo eso.