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Ojiplática me he quedado leyendo estos dos últimos capítulos.......
CAPÍTULO 24
Ambiciones y reflexiones
A lo largo de todos estos meses he
experimentado un proceso de cambio
muy heavy. He tenido muchas subidas y
bajadas en mi estado de ánimo. Este libro forma parte de una transformación
que ha provocado que Belén Esteban vuelva a sonreír. El tren de la vida está lleno de billetes de ida y vuelta, pero hay que saber elegir el destino para ser
muy consciente del viaje. De lo contrario, te puedes perder en el trayecto.
Reconozco que yo he estado bastante perdida, enferma de amor y de sentimientos, pero empiezo a comprar nuevos billetes de ida que espero me
lleven a destinos maravillosos.
En este proceso de autocuración a todos los niveles me he puesto tremenda: he cogido diecinueve kilos. El otro día puse una foto en twitter para
felicitar a todos mis seguidores el verano y cuando me vi pensé que qué
valor tenía por mostrarme así. No me corto ni un pelo. Es mi cuerpo y no pienso avergonzarme de él. Necesitaba cuidarme, engordar, descansar…
Pero ahora que he vuelto a mi trabajo, tengo que cuidar mi imagen y
perder unos cuantos kilos, porque no quiero que se me salte la cremallera en
pleno directo. He ido a una nutricionista
para perder peso; yo digo nutricista y
Toño me corrige. Además, me están pinchando en la tripa para perder grasa.
Fui a la clínica Menorca y le dije a
Ángel que me hiciera una liposucción porque soy barrigona. Me contestó que
estaba loca. Lo que sí me comentó es que me pondría unas inyecciones para
absorber la grasa. Ya llevo varias y he perdido unos kilos. Hago régimen estricto, no me paso, y ando una hora todos los días. Me pongo mis cascos y
me voy yo sola a mi ritmo. Estoy muy.contenta porque es parte de ese proceso
de cambio. Mi nutricionista me dice quenadie adelgaza de manera tan rápida
como yo y eso me anima a seguir.
El verano de 2013 ha sido el del cambio. Me he dado cuenta de que tengo todo en la vida para ser feliz: una hija ya mayor, una familia maravillosa, a mis amigos, como Toño o Mariví, que me quieren y que me han demostrado estar ahí, al pie del cañón, a las duras y a las maduras…
Sobre todo me ha aguantado Toño, como si yo fuera su mujer.
Mi vida es otra. Lo único que me falta es pasar la barrera del trabajo y pienso regresar feliz. También estoy muy ilusionada con mi carné de conducir. Es
decir, estoy ilusionada con la vida, algo que no había experimentado desde hacía muchos meses. No quiero recordar lo mucho que he llorado y la incomprensión que he sentido, aunque contárselo a Boris me ha ayudado a
refrescar la memoria para no volver a caer en el pozo de falta de autoestima
tan grande como el que tenía. Porque por mi carácter parece que puedo con todo, pero soy débil como la que más. Ahora intento quererme con mis debilidades y con mis virtudes. Todas forman parte de mi persona.
Ahora estoy soltera, soy consecuente con mis actos y como soy muy consciente de lo que hago, no tengo que engañar a nadie. Ya he dicho que por Fran he mentido mucho, que iba a
Sálvame con miedo, y he de reconocer
que aunque mis compañeros me han criticado, también me han tapado mucho.
Han tapado muchas verdades.
En estas páginas he hablado de alguno de ellos con mucha crudeza, pero el tiempo lo va templando todo, lo va colocando en su sitio y sé que me han
querido ayudar, porque veían que no estaba bien.
A Mila la quiero mucho, mucho, le tengo muchísimo cariño. Es una persona
que da más de lo que debe dar y a veces se pone nerviosa y no le salen bien las
cosas.
A Raquel Bollo la adoro. La conocí en el programa, es luchadora, trabajadora, muy madre, muy familiar y, sobre todo, muy buena amiga.
A Rosa Benito lo mismo, es muy buena amiga, me lo ha demostrado
muchas veces.
A Kiko Hernández y Matamoros también les tengo mucho cariño.
A Karmele Marchante, a la que llamamos la Popy, que vive en su mundo extraño.
Y a Jorge le quiero muchísimo.
Raúl Prieto, David Valdeperas y Carlota han sido pilares esenciales en mi vida. Y a quien también tengo mucho que agradecer es a Óscar Cornejo y,
sobre todo, a Adrián Madrid. También a los redactores: Alicia, Rocío, a
peluquería, maquillaje, a Toñi, a Raquel, a Alicia. A todos, en especial a Vasile,
al que le tengo que agradecer la confianza que ha puesto en mí y el trato tan cariñoso que me ha dado siempre.
Espero no fallarle. Me siento, gracias él, la princesa de Telecinco.
Sé que Sálvame juega con una
ventaja. Hay colaboradores que pueden contar su vida y otros que no, y eso es muy injusto.
Como ya he comentado, a María Patiño no le puedo decir nada, pero, por ejemplo, a Lydia sí, porque ha
hecho La Caja y La Máquina, que son
un tipo de programas donde a voluntad —bueno, y a buen precio—, se cuenta
toda la vida de uno. De alguna manera hacer estos programas te blinda, como
digo yo, a no seguir exprimiendo tu vida privada, porque ya lo dejas dicho todo
allí. Vamos, incluso alguno lo haces bajo hipnosis. Y entonces me pregunto: si lo ha contado todo, si ha hecho todo en,esos programas…, ¿por qué no puedo
meterme con ella?
María Patiño siempre se ha portado bien conmigo, sobre todo con el tema de
la separación de Jesús, pero cuando trabajaba en otros programas era distinto. Ahora estamos las dos en el mismo y chocamos mucho. Creo que está mal informada por parte del entorno de Fran. Cuando he tenido que agradecerle
algo, lo he hecho.
Y aunque sorprenda, también tengo que agradecer a Mercedes Milá muchas
cosas; siempre ha sido una mujer extraordinaria y doy gracias por el consejo que me dio de dejar la tele. No me lo dijo a mí, sino a Jorge —«Si yo fuera Belén, lo dejaría»—. Y le hice caso por un tiempo. El tiempo de recuperarme. Me retiré por unos meses para reencontrarme.
Con Lydia, nada.
Me da igual decirlo. Lydia es ella, ella, ella y después ella. O sea, es una
persona egoísta. Y es lo que pienso. Lo sabe y no le sorprenderá leerlo aquí.
Doy también gracias a la vida porque en estos meses he podido superar muchas cosas. Una de ellas es mi enganche enfermizo con Fran. En los capítulos anteriores he contado cómo estaba enganchada a él, pero según
avanzan los meses y los capítulos de este libro, voy viendo la vida de otra
manera. No quiero modificar lo anterior, aunque ahora parezca que me
contradigo, y es que me contradigo. Lo repito: la Belén que empezó este libro
no es la misma que lo termina.
En noviembre hará un año que estoy separada y a la conclusión que he llegado, como ya he dicho, es que he estado durmiendo con mi enemigo. Es la
cruda verdad. Hay cosas que solo se saben en casa, y si yo no hablo, pues lo
hará el otro.
Con Fran me he quitado una mochila de alquitrán y piedra, y ahora quiero
coger otras, porque yo pensaba que era de un solo hombre, pero ya no… Voy a
ser de varios sin ser una golfa. Y lo de la mochila ya lo podrían utilizar para un anuncio, porque desde que lo dije, todo el mundo habla de «la mochila».
Este verano, pues, me ha cambiado la vida. Me fui con mi familia, mis hermanos, mi madre, Andrea y mi ahijada a Benidorm. En el hotel los camareros me decían que nunca me habían visto tan feliz. Mi madre lloraba
al verme:
—En treinta y nueve años que tienes,nunca me has hecho tan feliz, hija —me
reconoció.
Y eso lo tengo grabado. No pienso fallarla.Recuerdo cuando escuché a mi madre hablar del tema de la «famosa» comunión, pensé que ole el coxx de mi madre. Me siento muy orgullosa, y eso que no la dejaron acabar, porque le duele lo que pueda sufrir su nieta.
En relación con la comunión de Julia, este verano, que más que una comunión se convirtió en el último escándalo-capítulo de este culebrón interminable, creo que todos son unos mentirosos. Todos. La comunión de Julia, la segunda hija de Jesús, como todas las comuniones, iba a reunir a la familia; lo que pasa es que los Janeiro, como ya he contado en este libro y llevo años diciéndolo en la televisión, se acuerdan de que mi hija es uno de ellos cuando lo necesitan.
Andrea lleva dos años y medio sin ver a sus hermanos y yo no la iba a obligar a ir. Por esas fechas Toño estaba en Cádiz, así que él la podía llevar. Yo la dejaba en el avión y él la recogía en Jerez. Encima pagando yo. Toño incluso
le dijo a Andrea que si tenía que subir a Madrid a buscarla para que fuera a la comunión, lo haría. Pero cuando Jesulín se enteró de que a Andrea la iba a llevar Toño, le dijo a mi hija:
—¿Con el representante? Que se quede en la verja. ¡Querían dejar a Toño en la verja!
Vamos, ¿iba yo a consentir que se quedara ahí…? ¡Vamos, vamos…!
Lo mejor es lo que le contestó Andrea: que Toño no era la Virgen del Rocío y que si él se tenía que quedar fuera, ella no iba.
Normal que responda así, porque Toño ha hecho por ella más que su propio
padre. No le dejaban entrar porque pensaba que íbamos a contar todo lo de
la comunión. Pero ¿esa gente qué se piensa?, ¿que nosotros no tenemos
educación? ¡Encima de que iba a llevar a su hija hasta allí para que no vinieran
a buscarla ellos!
No había exclusiva de la comunión porque la hicieron María José y Jesús la semana anterior. Aparecieron ellos para que no saliera la niña. Y de titular
soltaron: «Andrea va a venir la primera». Mi hija se enteró el mismo día
de la exclusiva; su padre la llamó y Andrea le dijo que no iba a ir, y Jesús le
pasó el teléfono a la Campa.
Yo estaba con mis amigas Mariví, la Tina y la Jenny, una amiga de mi hija, y
cuando escuché pronunciar el nombre de María José me di cuenta de que Andrea estaba hablando con la Campa. Entonces oigo que mi hija dice:
—Es que yo no me siento cómoda contigo.
De cuadros me quedé. Luego Andrea me dijo la respuesta que le había dado.
—Es que tú tienes que ver que hay cosas más importantes que sentirte
cómoda conmigo.
¿Perdonaaaaaaa…? Me he callado muchas cosas, leche, pero siempre tuve
claro que en Sálvame lo iba a contar
todo. Sin guardarme nada. ¿Pero quién es el padre para pasar el teléfono a la
Campanario? Porque, como dice mi madre, «¿qué tiene que hablar mi nieta
con esa señora?».
Como la Reme, la madre de María José, que bañaba a mi hija con tres añitos y luego la vestía con la misma ropa y era la abuela de mi hija quien le tenía que poner la limpia. Eso lo ha contado mi hija. No le tengo miedo a nadie y muchísimo menos a la Reme.
A Andrea le da igual esto. Toño lo sabe, que habla mucho con ella. Y es él quien se traga muchos conciertos con Andrea, el que la acompaña a los médicos…
Han estado como locos para que mi hija fuera a la boda de la Trapote y de su
tío. Pero ella no quería ir, y la entiendo perfectamente porque, ¿qué iba a hacer
ella en esa boda?
Desde que llevé a Andrea a ¡Más
que baile!, hace cuatro años, no ha
vuelto a ver a su tío Víctor. Que conste que no tengo nada en contra de él, que
me parece que lo hizo muy bien en ese programa. Y ahora la han llamado hasta
ocho veces para que fuera a la boda, y la niña dijo que no.
Mi hija pasa del campo. Es así y punto, no hay nada más. Ella está conmigo, va con sus amigas, y mi hija pasa de ir a Ambiciones. Con la abuela
Bazán es diferente: ella me ha demostrado en estos últimos años que si
hubiera podido hacer algo por Andrea y por mí lo habría hecho. La creo. Cuando me fui de Ambiciones pensé que jamás podría volver a hablarle, y la vida, en
cambio, me ha permitido que hoy por hoy seamos amigas. Ya lo he dicho, y
vuelvo a insistir, pero a la otra persona de esa casa que tengo que agradecerle
cómo cuida de mi hija es a Carmen, la tía de Andrea, que detesta que la llamen
la Jesulina. Ella, por cierto, en todo este lío de la comunión de Julia y la boda de
Víctor ha sido la única que ha hablado sensatamente. Le dijo a mi hija que
hiciera lo que creyera conveniente.¡¡Porque le importa su sobrina!!
Y luego afirma la Campanario que el abuelo está recogiendo lo que ha
sembrado… ¿Y vosotros? Pero si es que desde el día de la comunión de la niña no ha vuelto a llamar el padre a su hija.
Y luego en esa comunión iba de mesa en mesa diciendo que a Andrea le habían quedado cuatro asignaturas. ¡Otra mentira!, ¡otra falta de respeto a su propia hija!
Como he dicho antes, mi hija ha pasado a tercero de la ESO con todo
aprobado, que me ha costado ochocientos euros de clases particulares, más lo que cuesta el colegio.
Y además, equivocándose con
su edad al decir en el Hola que tiene
trece años cuando tiene catorce. Ya sé que esto lo he dicho antes, pero la verdad es que me hierve la sangre que se quede tan tranquilo, sin reconocer que ha tenido una pésima relación con su hija mayor.
Es lo de siempre. Y luego la Belén Esteban es una tal y una cual. Si son ellos los que provocan y los que no lo han hecho bien. Me gustaría que con este libro consiguiera volver a poner esa página en blanco, como estoy haciendo con otras cosas de mi vida. Y aunque ellos digan lo contrario, nunca he puesto a mi hija en contra de su padre. Un hijo es un hijo, y por muy mal que te lleves con su padre o su madre, tienes que estar ahí a las duras y a las maduras. Solo que
él ha sido un padre notoriamente ausente.
Este mismo año he tenido que irme de mi casa de Paracuellos para que
Jesús viera a su hija porque él no quería verme.
Claro que mi madre le puso las pilas. Lo primero, le enseñó toda la casa para que él se diera cuenta de lo que he conseguido para nuestra hija. Y luego,
¿cuando operan a mi Andrea se pone a llorar? A mí eso me duele porque creo
que es pura hipocresía.
Cuando el padre estaba en el programa de la tele de los trampolines vino a casa sin avisar, porque yo estaba
en Sálvame. ¿Pero esto qué es? Él sabe
que puede venir a verla cuando quiera desde hace catorce años, y no trece,
como él dice. Pero ¿si yo fuera a Ambiciones me abrirían la puerta? ¿O
me mandaría directamente a tomar por culo? Y que quede claro que no digo que él sea mal padre con sus otros dos hijos,sino que con la mía es pésimo.
También he dicho que si hubiera tenido un varón, Jesulín habría sido muy
diferente conmigo. No se habría separado. Para mí ha sido tremendo
darme cuenta de esto, porque su obsesión por el niño deja en evidencia
lo paleto y machista que es. Cada vez que interviene la Reme en televisión para comentar la relación de Jesulín con sus dos nietos, queda clarísimo que
prefiere al niño antes que a Julia.
¿Dónde está el Jesulín que yo conocí? Ese torero que llenaba las plazas y le encantaba hacer espectáculo.
Ya ni torea, solo lo hemos visto haciendo el paseíllo por los juzgados, acompañando a su mujer y a su suegra, acusadas de estafar a la Seguridad
Social. ¡Qué vergüenza! Y tenemos que escuchar a la madre de la Campa
diciendo que no cree en la justicia. Perdone, señora, la que no cree en la justicia soy yo. Váyase usted a tomar…
Si, sí, soy muy mal hablada, porque no puedo evitar decirlo de otra manera.
Pero algunas veces me parece que cuando hablo así lo hago muy bien. Por
ejemplo, me quedo muy a gusto cuando me ponen en algún programa lo que ha
dicho la Campa y yo suelto:
—¡A mí esa me toca el…!
La verdad es que estas cosas las digo por Ambiciones, por los Janeiro, por las injusticias que veo todos los días que pasan en mi país, por algunos
políticos. Lo que me gustaría en realidad sería indignarme menos por todo esto y que algún día Jesús por fin se diera cuenta de la magnífica hija que tiene.
Que viera la cara que tiene tan bonita y lo bien educada que está,aunque su madre sea una verdulera.
Que me lo dice todo el mundo, la niña tan alegre y tan buena que es. Y el
carácter que tiene.
—Que sepas que mi madre no tiene la culpa de nada. Y no voy ni a la boda
ni a la comunión porque no me da la gana —esto es lo que le soltó a su
padre.
Ahora solo necesito mirar hacia delante. Soy lo que soy por mi pasado, pero quiero empezar el futuro con las ideas claras, con ilusiones nuevas. En
estos años y, sobre todo, en esta última etapa me encerré o, mejor, me oculté en una persona que no era yo. Una persona que ahora, cuando la he dejado atrás, me parece desagradable. Una persona que ocultaba cosas, que engañaba a los demás y a sí misma.
La mejor imagen que tengo para definirla es la puerta de mi habitación
cerrada y yo encerrada detrás haciendo cosas que no quería reconocer. Hoy esa
puerta está abierta. Y la habitación es luminosa y está limpia. Entro y salgo de
ella, y nunca más cierro la puerta.
He abierto las ventanas y he dejado que entre aire fresco. Porque soy libre y
he conseguido respetarme por primera vez en mi vida. Si tuviera que poner una
frase final a la aventura que ha sido escribir este libro, me gustaría que fuera
esta: «La que empezó a escribir era una mujer que no era feliz, pero lo acaba una que sí lo es».
O amor de hermano, un dia su hijo el cantante le dijo a su madre...lo juro por (su hermano pequeño) que se muera , o algo asi, me quede patidifusa, no entiendo en que mundo se han criado, eso no es incultura, es ......ni se lo que es...Al menos es sincera cuando, cuando con inmenso amor de madre y no menos ternura, la llama hija de p..a. Vamos lo normal cuando jaleamos a un hijo. Esto solo es comparable a la exquisitez de la Ráke Bollos Dorao con su mítica frase que pasará a los anales de la Pedagogía Infantil por la enjundia filosófica que conlleva y totalmente aconsejable como refuerzo de la personalidad del infante y que no es otra que: "¡¡Ay mi....(nombre del xurumbé) que le como tooos los güevoooos!" (Imprescindible pronunciarlo en tono agudo de jipido agónico festivo por encima de los 140 dB)(En caso de ser niña el xurumbé en cuestión se aconseja sustituir el comestible por "almeja" "bollo" o "potorro")(No maneje maquinaria pesada si sigue los consejos de esta tía)