Cuando mi madre estaba embarazada y dijeron como me iba a llamar en caso de ser niña, una amiga de mis padres puso el grito en el cielo y les dijo literalmente que "cómo me iban a hacer eso" simplemente porque el nombre le parecía raro y poco usado. Ella había puesto a su hija (un año mayor que yo) un nombre muy habitual en aquellos años (segunda mitad de los 80) y no entendía que mis padres tirasen por un nombre clásico que nunca ha estado demasiado trillado.
A día de hoy he de decir que me encanta mi nombre. De pequeña no me emocionaba pero simplemente porque nunca había nadie (ni persona, ni personaje, ni nada) que se llamase como yo y supongo que a esas edades te gusta reconocerte y ver tu nombre en todas partes, jaja. Por eso coincido en que lo de los gustos es muy relativo. Yo puedo entender que a esa señora no le gustase mi nombre (en este hijo se ha nombrado tanto como nombre precioso como horrible) pero lo de pensar que mis padres me hacían una faena no consigo entenderlo, la verdad.